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La humanidad progresa. Hoy solamente quema mis libros; siglos atrás me hubieran quemado a mi.
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| Pasan de talar montes a guardabosques para combatir el cambio climático | | | |
Laura González de Artaza
- Los dueños de los terrenos comunales donde se asienta la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas, este de México, han pasado en un lustro de talar los árboles de la selva a ser sus máximos protectores para combatir el cambio climático.
"Cuando adquirimos estos terrenos el gobierno nos amenazaba con quitárnoslos en dos años si no tumbábamos la selva", explicó a un grupo de periodistas desplazados a la zona el presidente de la comunidad ejidal de Adolfo Ruiz Cortinez de San Andrés de Tuxtla, Fernando Hernández.
Recordó que el trabajo de su pueblo desde la década de los sesenta del siglo pasado hasta hace apenas cinco años era "precisamente sacar madera y venderla".
Entonces la política gubernamental estaba más centraba en sacar recursos de la selva, en algunos casos de manera ilegal, y convertir gran parte de la misma en terrenos para la agricultura y la ganadería.
En 1998 se declaró el área natural de Los Tuxtlas Reserva de la Biosfera, y se hizo una labor de concienciación entre los ejidos (tierras comunales) para proteger los árboles y dejar de vivir de la tala, muchas veces ilegal, un problema generalizado en México.
El ejido de Adolfo Ruiz Cortinez está compuesto por unas 46 familias y casi 300 personas, a las que se les quitó su principal fuente de ingresos y no se les dieron alternativas.
"Nosotros ahora comprendemos que es necesario tener el bosque aquí y cuidarlo pero queremos ayuda de todo México, de todo el mundo, para que podamos hacerlo", dijo Hernández.
El director de la Reserva, José Antonio González Azuara, explicó a la prensa desplazada a la zona que las 155.000 hectáreas del área protegida fueron muy perjudicadas con el reparto agrario gubernamental de los años sesenta y setenta.
La deforestación afectó al 80 por ciento del parque, donde se destruían unas 3.000 hectáreas anuales, pero "hoy el Gobierno está reconociendo la necesidad de cambiar este esquema", indicó.
Con el nuevo esquema se recuperan unas 200 hectáreas al año y se ha reducido la tala ilegal en un 80 por ciento.
"El principal problema del área protegida es la falta de alternativas para la gente, que vive en condiciones de extrema pobreza", dijo González.
El gerente de Servicios Ambientales del Bosque de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Leonel Iglesias, indicó que esta comunidad ejidal, al igual que otras 900 en el país, recibe pagos por servicios ambientales hidrológicos del gobierno desde 2003.
Estos pagos se dan en casi un millón de hectáreas en todo el país, a aproximadamente mil ejidos, y reparte más de cien millones de dólares en ayudas para las comunidades encargadas de proteger sus bosques.
La presidida por Hernández recibe unos 150.000 pesos (algo más de 13.500 dólares) anuales puesto que por cada hectárea que cuidan y protegen se les concede 350 pesos (unos 32 dólares) al año.
El presidente ejidal aseguró que ese dinero "no es suficiente", ya que muchas veces no alcanza para proteger todo el área y comer.
Por ello se buscan otras alternativas para recibir ingresos como el "ecoturismo" o la plantación de palma Camedor, un tipo de follaje que se exporta a Europa y que no perjudica a la selva porque crece a la sombra de los grandes árboles.
Por cada doce docenas de hojas de palma Camedor (gruesas) el campesino recibe unos 14 pesos (unos 1,3 dólares), y por cada hectárea, se obtienen 1.600 gruesas anuales.
"Esto les proporciona unos ingresos que no les da una hectárea de maíz o de ganado", dijo Iglesias.
Además la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas presentará el próximo 4 de septiembre ante el Fondo de Biocarbono (BCF) del Banco Mundial toda la documentación necesaria para ser candidato a los bonos de carbono o "bonos verdes".
Estos mecanismos se obtienen mediante la puesta en marcha de proyectos de reducción de gases previstos dentro del capítulo de Mecanismos de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto.
Con la financiación de esos proyectos en países en vías de desarrollo se generan "bonos verdes", que pueden venderse a las naciones o industrias que no alcancen por sí mismas los objetivos de mitigación de gases fijados en Kioto.
El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático es un instrumento firmado por más de 180 naciones en 1997 que pretende reducir en un 5,2 por ciento las emisiones de seis gases provocadores del calentamiento global entre 2008 y 2012.
Ricardo Hernández, un representante del Banco Mundial que estos días visitando Los Tuxtlas, explicó que aunque aún no hay un precio fijo, la tonelada de carbono se paga de 3 a 10 dólares.
El país a la cabeza en participación de producción de biocarbonos es China, según explicó Hernández, aunque en América Latina el ejemplo a seguir lo marca Costa Rica. EFE |
Domingo, 19 Agosto, 2007 - 10:37 |
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