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Descubren el canal de drenaje por donde huyeron los judíos de los romanos
 
 


Elías Zaldívar - Arqueólogos israelíes han descubierto por casualidad un canal de drenaje, que corría por debajo de la calle central de Jerusalén hace cerca de 2.000 años y por el cual huyeron miles de judíos cuando la ciudad fue destruida por los romanos.

Hasta la fecha se han hallado 100 metros del canal subterráneo, cuya extensión se calcula en un kilómetro, desde la puerta de Damasco -una de las siete por las que se accede a la vieja Jerusalén- hasta la piscina de Siloé, fuera de las murallas.

Los arqueólogos buscaban junto al Muro de las Lamentaciones restos de la calle principal en los días del Segundo Templo, incendiado en el año 70 por los romanos, explicó hoy a Efe uno de los directores de las excavaciones, Eli Shukron.

El canal servía para drenar el agua de las intensas lluvias de invierno y evitar las inundaciones en la ciudad.

Un boquete que hallaron por casualidad en un muro de piedra les permitió el acceso al túnel descrito por el historiador judeo-romano Flavio Josefo en su libro "La guerra de los judíos", en el cual narra la destrucción de Jerusalén y la rebelión de los hebreos.

"Es una vivencia muy emocionante pensar que uno está allí por donde pasaron hace 2.000 años los últimos judíos que pisaron el suelo de Jerusalén y se rebelaron contra los romanos. Es una sensación muy fuerte", confesó Shukron, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel.

El canal "sirvió primero de refugio, y finalmente como vía de escape para los vecinos de la ciudad", comentó.

El descubrimiento fue hecho en la Ciudad de David, debajo de las ruinas que quedaron de la destrucción y el saqueo perpetrados por los legionarios romanos, informó el arqueólogo Ronny Reich.

Los refugiados dejaron inscripciones y utensilios de arcilla, y practicaron incisiones en los muros para las lámparas de aceite que les servían para iluminarse dentro del túnel.

Las losas de piedra que servían de pavimento en la calle principal, por la que transcurrían la población de la ciudad y los peregrinos judíos que visitaban el Templo, eran el techo del canal.

El túnel tiene tres metros de alto y uno de ancho, lo que permite la circulación de personas; las piedras de las paredes del canal también tienen un metro de ancho.

El estado de conservación en el tramo descubierto es bueno.

El canal, que desciende a medida que avanza hacia el sureste, llevaba el agua de lluvia al río Kidrón, que desembocaba en el mar Muerto, al sur de Jericó, a unos 30 kilómetros de Jerusalén, en el desierto de Judea.

Ese terreno yermo era refugio habitual para disidentes judíos como la secta de los esenios, a la que pudieron pertenecer Jesucristo o sus discípulos, según algunos historiadores cristianos.

El descubrimiento fortuito del canal, hace dos semanas, "refleja una planificación de gran escala a diferencia de otras ciudades del Próximo Oriente", según el antropólogo Joe Zias.

Los arqueólogos esperan hallar el fin del canal junto a la aldea palestina de Siloé, en Jerusalén oriental, donde se encuentra el manantial de Gihón, que proporcionaba agua potable a sus vecinos.

Se trata de una fuente que está dentro de una cueva en la que, según el Libro de los Reyes en las Sagradas Escrituras, fue ungido rey Salomón, hijo de David, quien le encomendó la construcción del Primer Templo, 700 años antes de la era cristiana.

Tras el descubrimiento, los arqueólogos comenzarán a remover los escombros en dirección al manantial de Siloé para completar la excavación en el túnel de drenaje, una obra que demandará varios meses de labor, según la Autoridad de Antigüedades de Israel. EFE


Lunes, 10 Septiembre, 2007 - 04:20
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