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La historia se está convirtiendo cada vez más en una carrera entre educación y catástrofe.

Herbert George Wells(1866-1946).
Escritor y filósofo político inglés.
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Un mejor combustible para cocinas
 
 


 Jules Walter (del MIT) ha visto de primera mano el impacto de la deforestación en Haití, su tierra natal, donde se ha perdido el 98 por ciento de los bosques, y donde se sigue cortando más árboles cada año. La deforestación no es sólo un problema medioambiental en ese país, sino también una dificultad más en la vida de los haitianos que dependen de la madera para cocinar sus alimentos. Walter y sus colaboradores intentan conseguir que los países en desarrollo como Haití dispongan de un combustible que sirva para cocinar pero que no afecte al medio ambiente.

(NC&T) La técnica desarrollada ofrece una vía muy sencilla para producir briquetas de carbón vegetal que sirvan de combustible, a partir de material orgánico como los desechos de caña de azúcar.

La caña de azúcar, al igual que las mazorcas de maíz y las hojas de plátano, abundan en Haití, y pueden utilizarse para crear ese carbón vegetal especial.

Varias familias haitianas han probado las briquetas y las prefieren al carbón vegetal convencional procedente de la madera. Las briquetas son buenas para usar en la cocina porque arden durante mucho más tiempo y son más fáciles de encender. Además, producen menos humo que el fuego alimentado mediante la madera y otros combustibles.

La madera y otros materiales emiten mucho humo, y su acumulación resulta particularmente molesta cuando la gente cocina dentro de sus hogares. La presencia repetida de tanto humo dentro de las casas es fuente de problemas pulmonares.

(Jules Walter.) (Foto: Amy Smith, MIT)

(Jules Walter.) (Foto: Amy Smith, MIT)

El proceso de producción consta de tres pasos: Primero, los deshechos orgánicos son carbonizados en un bidón, en un entorno pobre en oxígeno para evitar que se conviertan en ceniza. En segundo lugar, el polvo que se obtiene se mezcla con un aglutinante para darle consistencia. El tercer y último paso es prensar el material para convertirlo en briquetas, usando para ello máquinas de prensar muy simples, y dejarlo secar.

Todo el proceso puede realizarse en un plazo de tiempo de 2 horas y media a 3, pero los investigadores quieren acelerarlo y automatizarlo. Sus planes incluyen crear una empresa pequeña o mediana para distribuir el combustible entre la gente.

Aunque el equipo concentra por ahora su atención en Haití, las briquetas podrían ser útiles en otros lugares donde escasean los árboles, como es el caso de ciertas zonas de África y de la India.



Martes, 11 Septiembre, 2007 - 11:10
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