 | | (El experimento FACE liberó CO2 desde torres con válvulas controladas por ordenador.) (Foto: Chris Hildreth) | |
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El lugar elegido para el experimento consta de cuatro parcelas forestales que recibían cantidades adicionales de CO2 (administraciones diarias de 1 vez y media los niveles actuales de CO2) a través de válvulas controladas por ordenador, montadas en anillos de torres, y cuatro parcelas más que no recibieron ninguna cantidad extra del gas. Los árboles de las parcelas forestales dominadas por pinos que fueron tratadas, produjeron como promedio un 20 por ciento más de biomasa, según constataron los investigadores. Pero dado que la disponibilidad de agua y nutrientes varía sustancialmente de parcela a parcela, puede ser erróneo emplear los valores promedio. En algunas áreas, el crecimiento es quizás un 5 ó un 10 por ciento mayor, y en otras áreas es de un 40 por ciento mayor. Por tanto, en los lugares pobres en nutrientes y agua se verá muy baja respuesta. En los sitios donde estos dos ingredientes sean abundantes, veremos una gran respuesta. Es curioso que el enriquecimiento en CO2 no cambió las proporciones de átomos de carbono en varios componentes del árbol (madera, hojas, raíces y el suelo subyacente). Sólo unos pocos de los componentes del vegetal almacenarán carbono a largo plazo. El carbono atrapado en el follaje estará almacenado ahí en ese estado durante un tiempo mucho menor que el atrapado en la madera, porque las hojas se degradan muy rápido. Así, un nivel de CO2 elevado puede incrementar significativamente el crecimiento foliar, pero esto sólo elevará muy someramente la capacidad de los ecosistemas para almacenar el CO2. |