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| El proyecto "Ríos voladores" rastrea impacto de deforestación de la Amazonía | | | |
Omar Lugo
- Una inédita expedición brasileña recorre los "ríos voladores", corrientes de aire cargadas de vapor de agua, para estudiar el impacto de la creciente deforestación de la Amazonía sobre los ciclos de lluvias en media Suramérica.
El proyecto, encabezado por el aviador y ecologista Gerard Moss, y coordinado por el científico Eneas Salati de la Fundación Brasileña para el Desarrollo Sustentable (FBDS), despegó en septiembre, y el 19 de octubre emprenderá una de las misiones más importantes.
Moss y su equipo se propone verificar si la deforestación y los cambios climáticos globales pueden influir en el balance de agua de la Amazonía.
También quieren saber si podría ser alterado el transporte de vapor de agua de esa región y modificarse el ciclo hidrológico de Brasil y parte de sus países vecinos.
"La Amazonía tiene un papel muy importante en el clima mundial, pero en el ciclo hidrológico es más importante para América del Sur", señaló Moss a Efe.
El vapor de agua del Atlántico y la evaporación del agua que recircula dentro de la cuenca amazónica alimentan el alto índice de precipitaciones en la Amazonía.
Un solo árbol grande puede transpirar hasta 300 litros de agua por día. ¿Qué sucede cuando son derribados cada año millones de árboles?, se preguntan los científicos.
Este mes Moss emprenderá el segundo vuelo del proyecto, desde la puerta de entrada del "río volador", que comienza entre Belén, en el delta del Amazonas y Macapá (Amapá). Por esta abra entra el 90 por ciento de la humedad que llega a Brasil desde el Atlántico norte, explicó.
"Vamos a seguir una masa de aire y ver lo que sucede con ella desde que entra en el país. Es como navegar por un río que no podemos ver", señaló Moss.
Fue el propio Salati quien demostró hace 30 años que casi la mitad del vapor de agua que llega a la Amazonía desde el Atlántico vuelve a salir de la región y alcanza el centro oeste, sur y sudeste de Brasil y llega hasta el norte de Argentina, Paraguay y Bolivia.
La creciente devastación de las selvas y los constantes incendios forestales preocupan porque no está claro hasta que punto afectan a ese transporte de humedad y al régimen de lluvias.
El volumen de vapor de agua transportado por esas corrientes puede superar el propio caudal de buena parte de los ríos de Brasil y llega a equipararse con los 200.000 metros cúbicos que transporta el Amazonas, explicó Moss.
En los vuelos Gerard y su esposa Margi rastrean el "DNA" de estas corrientes que atraviesan Brasil de norte a sur, para determinar su preciso origen y destino.
"Paraguay, Bolivia y Argentina definitivamente también reciben influencia de esos ríos voladores", explicó.
En total serán recogidas en pleno vuelo 2.000 muestras que serán evaluadas en un "espectómetro de masa por láser", y analizadas por el Centro de Energía Nuclear en la Agricultura (CENA).
"El tamaño de esa muestra será la parte más inédita", señaló Moss.
Las expediciones serán fotografiadas por Margi Moss y podrán ser seguidas en la página en Internet www.riosvoadores.com.br
Este piloto de origen suizo completó el año pasado otra expedición "Brasil das aguas" para evaluar el estado de ríos y lagos del país.
El objetivo más importante de este nuevo proyecto es demostrar cómo todos dependen de los servicios medioambientales de la selva amazónica y colocar un "valor económico en ese servicio ambiental", señaló.
"No podemos darnos el lujo de seguir destruyendo algo tan valioso para nosotros mismos y para el mundo entero", agregó sobre la trepidante tasa de deforestación de la Amazonía brasileña, que ya acumula más de 600.000 kilómetros cuadrados, una superficie superior al tamaño de España o Francia.
En los últimos años Brasil se ha consolidado como una de las potencias agrícolas y pecuarias mundiales, por lo que la evolución de sus cosechas y su producción de carnes suelen afectar a los precios internacionales de los alimentos.
"No podemos parar la agricultura intensiva, pero en Brasil hay tierras ya degradadas y tiene sentido sacar la frontera agrícola de la selva amazónica y transferirla a áreas que pueden dar otros 20 años de crecimiento al agronegocio", señaló Moss.
"Es muy peligroso meterse con cosas que uno no conoce", dijo al citar estudios científicos que indican que la sabanización de la Amazonía pueden comprometer los ciclos hídricos de Brasil. EFE |
Martes, 02 Octubre, 2007 - 07:26 |
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