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''En filosofía son más esenciales las preguntas que las respuestas''.
Karl Jaspers(1883-1969) Psiquiatra y filósofo alemán | Contacto |
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| Un estudio alimenta el debate sobre la influencia del ejercicio y el tamaño corporal en el riesgo de cancer de ovario | | | |
El estudio, presentado hoy por investigadores australianos en la Conferencia Europea del Cáncer (ECCO 14) en Barcelona, ha hallado cierta evidencia que sugiere que el ejercicio puede incrementar el riesgo. No han hallado ningún vínculo con las medidas corporales.
(NC&T/ECCO) En el estudio participaron 24.479 mujeres australianas de edades comprendidas entre los 27 y los 75 años, que fueron objeto de un seguimiento durante un promedio de 13 años. Se tomó a las mujeres medidas corporales como la circunferencia de la cintura, el peso, la masa de grasa y de no grasa, y se las interrogó sobre la frecuencia e intensidad de su actividad física al margen del trabajo. Después se combinaron sus respuestas en una fórmula para puntuar los niveles de actividad física. Durante el periodo de realización del estudio, a 90 de las mujeres se les diagnosticó un cáncer de ovario. Trece de ellas no hacían ejercicio; 21 declararon bajos niveles de actividad física; 37 declararon niveles medios y 19 se clasificaban en altos niveles de actividad física.
“Tras eliminar otros factores de riesgo para la aparición de cáncer de ovario, observamos que las mujeres con altos niveles de actividad física presentaban una mayor probabilidad de desarrollar un cáncer de ovario, con más del doble de riesgo que las mujeres sin actividad física”, ha dicho la presentadora del estudio, la Dra. Fiona Chionh, encargada del registro de oncología médica del Hospital de Geelong e investigadora del Cancer Council Victoria, ambos en Australia. “Las mujeres con niveles de actividad medios presentaban el segundo riesgo más alto, y las que declaraban bajos niveles de ejercicio también presentaban un riesgo elevado comparado con las que no hacían ejercicio. Nuestros resultados apuntan que puede existir un efecto de respuesta a la dosis de actividad física sobre el riesgo de cáncer de ovario, aunque lo cierto es que la prueba estadística de este extremo no alcanza niveles muy significativos. Sólo el resultado correspondiente a los niveles medios de actividad física es estadísticamente relevante”.
Los estudios anteriores que han investigado la existencia de posibles relaciones entre la actividad física o las medidas corporales y el riesgo de cáncer de ovario indican diferentes resultados. Por lo que se refiere al ejercicio físico, algunos han observado un efecto protector, mientras que otros han apreciado un mayor riesgo o no han detectado relación alguna. Los resultados sobre una vinculación entre el peso o el índice de masa corporal adulta o IMC, y el riesgo de cáncer de ovario tampoco son concluyentes de momento.
“Nuestro estudio tiene dos puntos fuertes, pues mientras que la mayoría de los estudios de este tipo han utilizado datos de peso y altura declarados por la paciente para el cálculo del índice de masa corporal, nosotros hemos medido directamente estos datos en todas las participantes. Y a diferencia de casi todos los estudios restantes, también hemos medido directamente la masa de grasa”, ha dicho Chionh. “Este enfoque garantiza una mayor fiabilidad de las medidas”.
Los científicos tienen evidencia de que el ejercicio regular protege contra el cáncer intestinal y de mama, y posiblemente contra el cáncer endométrico y de próstata, aunque también ha sido difícil determinar la influencia del ejercicio en otros tipos de cáncer, según Chionh.
“Probablemente se debe a errores de medición a la hora de estimar los niveles de actividad física y ejercicio”, dice. “Creemos que los métodos que hemos utilizado nos acercan más a la verdad sobre los factores de riesgo del cáncer de ovario, aunque hay que seguir estudiándolo para determinar si existe una verdadera relación causal entre el ejercicio y el incremento del riesgo”.
Varias hipótesis avalan la plausibilidad biológica de un incremento del riesgo de sufrir cáncer de ovario con mayores niveles de actividad física, según Chionh.
Algunos estudios han demostrado la asociación entre los altos niveles de actividad física y menores niveles de estrógenos en las mujeres. Esta disminución puede activar la glándula pituitaria y hacer que libere más hormonas gonadotropinas, lo cual en teoría puede desembocar en la aparición del cáncer de ovario al estimular el estrógeno o precursores del estrógeno que provocan una proliferación excesiva de células ováricas.
Otro estudio ha demostrado que los altos niveles de actividad física están relacionados con un incremento de los niveles de andrógenos, de los que también se sospecha que puedan desarrollar un papel en la aparición del cáncer de ovario.
Una tercera hipótesis está relacionada con un estudio que demuestra que los altos niveles de ejercicio vigoroso provocan una mayor frecuencia de la ovulación. Los científicos han adelantado la hipótesis de que después de cada ovulación se produce una proliferación y reparación de las células ováricas, que provoca traumatismos menores recurrentes. Por consiguiente, con un mayor número de ciclos de ovulación aumenta el riesgo de aparición del cáncer de ovario.
Chionh dice que, por sí solos, los resultados no alteran las recomendaciones actuales por lo que respecta al ejercicio, dada la evidencia de que la actividad física reduce el riesgo de aparición de cánceres más frecuentes, de la obesidad, las enfermedades coronarias, los ataques de apoplejía y la muerte por todas las causas. Afirma que un meta análisis que combine estadísticamente los resultados de múltiples estudios podría ayudar a aclarar el efecto de la actividad física sobre el riesgo de cáncer de ovario.
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Viernes, 05 Octubre, 2007 - 04:12 |
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