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Oscar Wilde(1854-1900).
Escritor, poeta y dramaturgo inglés.
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Los humanos llevamos muchas copias extra del gen de la amilasa
 
 


Un estudio ha desvelado que los humanos tenemos muchas más copias de este gen que cualquier especie de mono. La amilasa es una enzima que sirve para la digestión del almidón. El hallazgo apoya la idea de que el almidón constituyó una adición crucial a la dieta de los primeros humanos, y que la selección natural favoreció a los individuos que poseían una mayor capacidad de elaborar amilasa.

(NC&T) "La presencia de copias extra de un gen es un modo sencillo de aumentar la expresión de una proteína durante la evolución", argumenta Nathaniel Dominy, profesor de antropología de la Universidad de California en Santa Cruz, y uno de los autores del estudio. "¿Para qué esperar a mutaciones aleatorias que mejoren la funcionalidad del gen? La selección natural puede favorecer la incorporación de copias extra de un gen que ya funciona bien, haciendo aumentar de ese modo la producción de la enzima".

Otros primates comen principalmente frutas maduras que contienen muy poco almidón. La nueva posibilidad de complementar la dieta con almidones de alto contenido calórico podría haber alimentado nuestros grandes cerebros y garantizado el suministro nutritivo necesario para nuestra colonización del planeta sin rivales que estuviesen a la altura.

Los investigadores obtuvieron sendas muestras de saliva de 50 estudiantes euro-americanos y encontraron 15 copias por persona del gen de la amilasa. En cambio, para cada uno de los 15 chimpancés estudiados, había exactamente dos. Los estudiantes con más copias del gen tenían también mayores concentraciones de la enzima en su saliva.

A continuación, el equipo estudió grupos de personas con dietas diferentes. Encontraron una correspondencia similar entre la cantidad de almidón en la dieta de un grupo y el número promedio de copias del gen de la amilasa que poseían sus individuos. Por ejemplo, los yakutos del ártico, cuya dieta tradicional tiene como base el pescado, tenían menos copias que los japoneses, relacionados con ellos, cuya dieta incluye alimentos ricos en almidón, como el arroz. Existe el mismo patrón para dos tribus de Tanzania: los Datog, que crían ganado, y los Hadza, que principalmente cosechan tubérculos y raíces.

A pesar de estar genéticamente muy relacionadas y vivir las unas cerca de las otras, hay grandes diferencias en el número promedio de copias entre estas poblaciones. Así pues, la geografía y el parentesco no determinan estas diferencias. Parece ser la dieta.

El hallazgo podría explicar los incrementos súbitos y casi simultáneos en el tamaño del cerebro, el del cuerpo, y la distribución geográfica, en los albores de la humanidad, mientras que otros monos cambiaban poco. Los primeros humanos tuvieron que hallar una fuente de nutrición mejor que la de los monos para hacer posibles esas tres cosas.

Durante años, se pensó que la respuesta estaba en la creciente proporción de carne en la dieta, a medida que el hombre primitivo aprendía a cazar. Sin embargo, algunos antropólogos han comenzado a sospechar que la nueva fuente decisiva de alimentos constaba de almidones, almacenados por plantas en forma de tubérculos subterráneos y bulbos, versiones silvestres de alimentos modernos como las zanahorias, las patatas, y las cebollas. Una vez que los humanos aprendieron a reconocer ciertas plantas, accedieron a una fuente nutritiva desconocida para otros primates.


Domingo, 28 Octubre, 2007 - 11:15
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