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Jaume Balmes(1810-1848)
Filósofo y teólogo catalán
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Experto asegura que las conductas agresivas se pueden controlar con fármacos
 
 


El psiquiatra Emil Coccaro, uno de los máximos expertos en agresividad impulsiva, ha asegurado a Efe que es posible controlar la conducta violenta de algunas personas mediante fármacos que regulen los niveles de serotonina, una sustancia del cerebro encargada de transmitir las señales entre neuronas.

Coccaro, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), ha llevado a cabo un largo estudio con "centenares de pacientes" que ha evidenciado que los niveles de serotonina están directamente relacionados con la agresividad impulsiva o los ataques de ira de algunas personas.

Según sus ensayos, los pacientes que presentaban unos menores niveles de esta sustancia química en el cerebro actuaban con una mayor agresividad mientras que, por el contrario, quienes reaccionaban de manera más pacífica ante determinadas situaciones o problemas tenían unos niveles más altos de serotonina.

Para compensar los bajos niveles de este neurotransmisor, Coccaro administró a los pacientes más violentos un medicamento llamado fluoxetina, comercializado como Prozac, para tratar estados depresivos, capaz de incrementar la cantidad de serotonina en el cerebro.

Los resultados, según Emil Coccaro, fueron tan asombrosos como esperanzadores, pues cerca de un 70 por ciento de los pacientes experimentaron una mejoría al ver reducidos notablemente sus comportamientos violentos.

"El hijo de un paciente muy irritable, al que incluso iba a dejar su mujer, me llegó a decir que era como si le hubieran devuelto a su padre, porque ya no era agresivo", explica Coccaro, que esta semana ha acudido a Barcelona para hablar de "El cerebro del violento" en el museo Cosmocaixa.

En cualquier caso, Coccaro reconoce que la administración de este fármaco para reducir la agresividad no soluciona la raíz del problema, puesto que cuando el paciente deja de tomar el medicamento, los niveles de serotonina vuelven a reducirse y reaparece la conducta violenta.

"Lo mejor es administrar la medicación a la vez que se lleva a cabo una terapia especial, en la que se enseña a estas personas a pensar de manera distinta y a aprender a controlarse. Estas técnicas se tienen que enseñar y poner en práctica para convertirlas en un hábito", explica el psiquiatra.

En EEUU, algunos estudios han constatado que al menos un 5% de la población sufre problemas de este tipo, pero pese a las enormes expectativas que abre la posibilidad de tratar farmacológicamente a estos individuos, muchos de ellos se niegan a reconocer que están enfermos y, por lo tanto, a recibir medicación.

"La gente que ha tenido un comportamiento agresivo durante mucho tiempo no lo ve como un problema, sino que cree que forma parte inherente de su comportamiento, y se niega a medicarse", comenta Coccaro.

Pero lo cierto es que la agresividad de algunas personas, como los maltratadores o los violadores, no tiene sólo un origen biológico, sino que en el desarrollo de esta conducta juega un papel clave el entorno social en el que crece el afectado, ya que, según Coccaro, la cantidad de serotonina que tiene el cerebro de un individuo se debe, principalmente, al entorno social en el que vive. EFE


Lunes, 12 Noviembre, 2007 - 10:26
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