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Un científico debe tomarse la libertad de plantear cualquier cuestión, de dudar de cualquier afirmación, de corregir errores,

Julius Robert Oppenheimer(1904-1967)
Físico estadounidense.
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Descubren dinosaurio con huesos del grosor del papel y con boca como segadora
 
 


César Muñoz Acebes - Un grupo de paleontólogos anunció hoy el descubrimiento de la "vaca" de la época Mesozoica, un dinosaurio de cuerpo frágil y con más de 500 dientes que segaban vegetación a ras de suelo en lo que actualmente es el desierto del Sáhara.


Se trata del Nigersaurus, un animal del tamaño de un elefante, pero con huesos finos, algunos de los cuales sólo tienen el grosor de una pluma.

Su morfología pone en tela de juicio la visión tradicional de sus parientes más famosos, los diplodocus norteamericanos, que han sido retratados como el equivalente en dinosaurio de las jirafas actuales: mastodontes de largos cuellos que comían hojas de los árboles.

El Nigersaurus es la primera especie de dinosaurio que ofrece pruebas inequívocas de que se alimentaba únicamente de vegetación a ras de suelo, según dijo a EFE Jeff Wilson, uno de los científicos que lo descubrió.

Wilson cree que la imagen tradicional de los diplodocus con sus largos cuellos elevados y su cabeza mirando al frente, como el monstruo del lago Ness, es errónea y que éstos también, como el Nigersaurus, apenas levantaban la cabeza de la tierra.

Esa es una de las lecciones de este extraño animal, que vivió hace 110 millones de años y cuyo pariente más cercano es un dinosaurio aún sin bautizar encontrado en 2001 en Salas de los Infantes, en la provincia española de Burgos, según Wilson, un profesor de la Universidad de Michigan.

Wilson y el resto de su equipo hallaron los primeros fósiles del Nigersaurus en 1997, durante una expedición financiada parcialmente por la organización National Geographic, y han tardado una década en recomponer su esqueleto debido a sus extraordinarias características.

Resalta en especial su cabeza, que cuenta con un cráneo de peso minúsculo, terminado en un morro chato que posee "baterías" de dientes diminutos. Están dispuestos en línea recta y no hay ninguno a los lados de la boca.

"No hay ningún otro animal que haya colocado todos los dientes al final de la mandíbula", dijo Paul Sereno, otro de los científicos que encontró el dinosaurio, reconstruido a partir de fósiles de cinco especímenes.

Con ellos, como con un par de tijeras, el Nigersaurus cortaba helechos y otras plantas rastreras.

Cada mes se le desgastaban los dientes y los reemplazaba inmediatamente con otros que surgían detrás de ellos. Una investigación con escáner reveló nueve columnas de dientes de repuesto que crecían al mismo tiempo, detrás del diente activo.

La cabeza también es peculiar por su posición. Imágenes de escáner de su órgano de equilibrio, situado en la parte posterior de su cerebro y del tamaño de una nuez, revelaron que su postura habitual era con el morro hacia abajo y la boca lista para rasgar plantas.

Esto y la morfología de las vértebras, que le impedían levantar apenas el cuello, llevaron a los paleontólogos a concluir que el Nigersaurus comía del suelo.

Otra singularidad de este dinosaurio, de nueve metros de largo, es su poco peso. Sus vértebras y el cerebro están llenos de espacios donde no había carne, sino sólo aire, como ocurre con los pájaros, que son parientes de los dinosaurios.

Al mismo tiempo, los huesos de sus patas eran relativamente finos. "Intentaba aligerar peso", porque menos peso significa menos energía necesaria para mantener el cuerpo, según Sereno, profesor de la Universidad de Chicago.

Esos descubrimientos proyectan una imagen de un animal relativamente vulnerable. "No tiene armadura y sus huesos son muy frágiles, como un pieza de papel", aunque reforzados con colágeno y tejidos de apoyo, explicó Wilson.

Además, caminaba con la cabeza para abajo, en un lugar poblado de terribles depredadores, incluido un cocodrilo de 12 metros de largo.

Sobrevivió al moverse en manadas, conjeturó Wilson, y la abundancia de fósiles de este dinosaurio en Níger apunta a que era muy común en la Era Mesozoica.

Tras una década de estudio, el Nigersaurus aún contiene misterios. Se desconoce, por ejemplo, la función de su larga cola.

No la arrastraba, porque no hay pruebas fosilizadas de su paso, aunque sí existen huellas, con lo que la debía llevar en el aire, indicó Pereda.

Para un animal que consiguió reducir muchos de sus huesos al grosor del papel con el objeto de conservar energía, el tener la cola en alto parece un exceso.

Entonces, ¿qué hacía con la cola?. EFE


Viernes, 16 Noviembre, 2007 - 03:45
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