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Ya hace tiempo que el biólogo se ve enfrentado a la teleología como una mujer de la que no puede prescindir, pero con la que no quiere ser visto en público.

François Jacob(1920).
Médico, biólogo y genetista francés, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 1965.
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Las fumadoras temen que si lo dejan aumentaran de peso
 
 


Hay muchas razones por las cuales las personas que fuman siguen haciéndolo, pero una que figura entre las principales para muchas mujeres es el temor de que aumentarán de peso, según una investigadora del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan que ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de este asunto.

(NC&T/U. Michigan) Hace varios años Cindy Pomerleau, quien ahora dirige el Laboratorio de Investigación de la Nicotina en la UM, y sus colaboradores informaron que el 75 por ciento de todas las fumadoras dice que no están dispuestas a ganar más de cinco libras (2,25 kilogramos) si dejasen de fumar, y casi la mitad de ellas dijo que no toleraría aumento de peso alguno. De hecho muchas mujeres dijeron que habían empezado a fumar porque pensaron que les ayudaría a mantenerse delgadas.

Ahora las conclusiones de nuevas investigaciones en la UM, que se publican en la edición de octubre de Addictive Behaviors, muestran que las mujeres que fuman tienden a ser las que están más lejos de su imagen del cuerpo ideal, y son más propensas a las dietas y los excesos en las comidas que las que no fuman.

Es bien sabido que los cigarrillos suprimen el apetito y el peso, según Pomerleau, y "por eso no es sorprendente que las mujeres que tienen problemas con su peso o no están satisfechas con sus cuerpos, se sientan atraídas a fumar".

En otro estudio reciente, publicado en agosto, el equipo de la UM encontró que las fumadoras con exceso de peso, que ya lo tenían en la infancia, tenían muchas más probabilidades de haber empezado a fumar en los primeros años de su adolescencia que las mujeres cuyos problemas de peso aparecieron más tarde en la vida. Asimismo eran las que mostraban síntomas más intensos por la privación del cigarrillo cuando trataban de abandonar el hábito.

Los estudios sugieren que, una vez que hacen un esfuerzo serio por dejar el cigarrillo, la mayoría de las fumadoras preocupadas por su peso pueden tener tanto éxito en librarse del tabaquismo como las otras.

Las mujeres que están muy preocupadas por su peso tienden a estar preocupadas asimismo por otros aspectos de su apariencia, añade la investigadora. Lo que necesitan entender, agrega, es que el tabaquismo tiene un impacto sobre muchos aspectos de su apariencia y su atractivo. Entre otras cosas, el fumar causa arrugas en la piel, pérdida de cabello, debilitamiento de las uñas, coloración de los dientes y un aliento terrible.

Algunas creencias acerca del tabaquismo y el peso son válidas, dice. Por ejemplo, la nicotina suprime el apetito e incrementa la tasa de metabolismo en reposo. Los fumadores, en promedio, tienen menos peso que las personas que jamás han fumado, y los fumadores que dejan el cigarrillo tienden a ganar peso. A estas percepciones se suma la propaganda del tabaco que presenta a las fumadoras como delgadas y triunfantes.

Aun así el efecto que tiene el abandono del cigarrillo sobre el peso es, a menudo, menos drástico que lo temido por muchas mujeres, añade Pomerleau. Una regla básica es que una de cada cuatro mujeres que deja de fumar ganará menos de cinco libras, y otras dos de cada cuatro aumentarán de cinco a 15 libras (2,25 a 7 kilogramos). Solo una de cada cuatro mujeres que abandona el tabaco aumentará 15 libras o más.

Pero la investigación de Pomerleau sugiere que muchas fumadoras tienen, para empezar, una imagen irreal de cómo quisieran que se vea su cuerpo. Y esto puede hacer que su temor de aumentar de peso sea aún peor.

En su artículo para Addictive Behaviors, Pomerlau informa los resultados de un estudio de 587 mujeres con edades de 18 a 55 años, de las cuales 420 eran fumadoras y 167 jamás habían fumado. Una proporción igual en ambos grupos tenía exceso de peso o era obesa, con un índice de masa corporal de 25 o más.

En el estudio se pidió a las fumadoras y a las no fumadoras que mirasen imágenes con las siluetas de diez tipos diferentes de cuerpo, desde los más delgados a los más gordos, y que eligieran cuál era más aproximada a su tipo de cuerpo actual, y cuál era la imagen que ellas quisieran tener. También se les hizo preguntas acerca de la imagen que tenían de sí mismas y sus hábitos de comida, cuánto les preocupaba la posibilidad de aumentar de peso si dejaban de fumar, y cuán seguras se sentían de que podrían abstenerse de fumar aún si aumentaban de peso.

Las fumadoras eligieron una forma ideal de cuerpo más delgada que la elegida por las no fumadoras, y más distante de la percepción que ellas tenían de su apariencia. Asimismo, las fumadoras mostraron más problemas para limitar lo que comían. Las fumadoras que tenían exceso de peso fueron las que mostraron más dudas sobre su capacidad para abstenerse de fumar si tenían un aumento de su peso.

Este estudio, dice Pomerleau, indica que si las fumadoras han de tener éxito en librarse del tabaquismo puede que necesiten una ayuda adicional para el logro de una imagen más realista de su cuerpo, y para que presten atención a las pautas de comida que dañan su salud, en particular si ya tienen exceso de peso.

Al mismo tiempo Pomerleau y su equipo determinaron que cuanto más temprano en la vida comienza un problema de peso más probable es que una mujer empiece a fumar.

En un estudio de 89 fumadoras con exceso de peso, las que recordaban que habían tenido peso excesivo cuando empezaron la escuela secundaria fueron las que dijeron que habían empezado a experimentar con el cigarrillo alrededor de los 13 años de edad, comparado con las mujeres cuyo problema de peso no empezaron hasta avanzada la escuela secundaria, que no probaron el cigarrillo hasta que llegaron a los 15 años de edad.

Las mujeres que habían tenido peso excesivo cuando eran niñas también dieron cuenta de síntomas de privación de la nicotina cuando trataron de abandonar el cigarrillo, especialmente síntomas como la ira, la irritabilidad y la dificultad para concentrarse. El estudio se publicó en la edición de agosto de Eating Behaviors.

Estos estudios y otros que ha efectuado el equipo de la UM señalan la importancia de que se encuentren nuestras estrategias para ayudar a que las mujeres dejen de fumar sin que pierdan el control de su peso. Aunque no se ha demostrado que una dieta severa durante un intento de cesación del tabaquismo ayude ya sea para el abandono del cigarrillo o para el control de peso, puede que no sea realista esperar que las mujeres que tienen muchas preocupaciones por su peso dejen esas aprensiones a un lado por varias semanas o meses mientras procuran librarse del tabaquismo.


Lunes, 19 Noviembre, 2007 - 03:05
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