 | | (De izquierda a derecha, Sinem Erisken, Richard Carthew y Sascha Hilgenfeldt.) (Foto: Northwestern U.) | |
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(NC&T) Sascha Hilgenfeldt trabajó junto con Richard W. Carthew y Sinem Erisken en la creación de este modelo. El trabajo empezó hace alrededor de año y medio, cuando Hilgenfeldt, que está especializado en las espumas y la mecánica de los fluidos, inició una colaboración con Carthew, un estudioso de las características biológicas de los ojos de la mosca de la fruta. Hilgenfeldt sabía que cuando se trata de crear un modelo que muestre qué es lo que determina la forma de las células funcionales en los tejidos, la tarea resulta muy difícil. Pero las células en el ojo de una mosca de la fruta funcionan más como una espuma, en la cual la estructura de las células depende sólo de la energía de sus interfaces o de la superficie que éstas tocan. Esa energía está dividida en dos partes: la energía de las membranas de las células que se expanden, y la del "pegamento" (las moléculas de adherencia) que mantienen pegadas a las membranas celulares vecinas. Hilgenfeldt tomó esos dos factores y creó un modelo cuantitativo de geometrías celulares en la retina de la mosca de la fruta. Así, en lugar de necesitar conocer todos los diferentes factores celulares para crear el modelo, le bastó con conocer los dos componentes energéticos. "Para este sistema, lo que se necesita conocer fundamentalmente son las energías de las interfaces y todo encaja bien", subraya Hilgenfeldt. Un modelo como éste ayuda a los investigadores a entender cómo la presencia de la energía del pegamento cambia la forma del ojo, y favorecerá también el estudio de cómo las moléculas de adherencia se desarrollan y funcionan durante el desarrollo del embrión. https://www.northwestern.edu/newscenter/stories/2008/01/fruitflyeye.html
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