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Sólo los tontos han creado los progresos del mundo, porque los listos se han adaptado a lo que había sin necesidad de inventar.
George Bernard Shaw(1856-1950) Escritor y premio Nobel de Literatura inglés | Contacto |
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| La presencia de estrellas en una nube favorece que de esta se formen soles gigantes | | | |
Para hacer posible la creación de una estrella de masa inusualmente elevada dentro de una nube interestelar de gas y polvo, pequeñas estrellas "ayudantes" del tamaño del Sol deben primero establecer las condiciones necesarias para eso, según una nueva teoría propuesta por dos astrofísicos.
(NC&T) Las estrellas masivas de entre 10 y 150 veces la masa del Sol son poco numerosas pero producen la mayor parte de los elementos pesados en una galaxia cuando estallan en supernovas. Su brillo extremo las convierte en "balizas" indicadoras del proceso de formación de estrellas en galaxias distantes.
Christopher F. McKee (Universidad de California en Berkeley) y Mark R. Krumholz (Universidad de Princeton) han estado trabajando con modelos de la formación de estas estrellas durante casi 10 años. Últimamente, buscaban las condiciones que favorecen, en el interior de nubes frías de hidrógeno molecular, la formación de estrellas masivas en vez de las de baja masa.
Krumholz y McKee argumentan que la formación temprana de algunas estrellas de baja masa en una nube prepara el terreno para una posterior formación de una hermana estelar mayor en vez de la fragmentación de la nube en cientos de nubes más pequeñas, que producirían tan sólo hermanas de baja masa.
Es sólo la formación de esas tempranas estrellas de baja masa lo que calienta suficientemente la nube como para detener la fragmentación. En pocas palabras, la fría nube molecular pone en marcha el proceso de fabricar estrellas de baja masa; pero entonces, debido al calentamiento, se detiene esa fragmentación y el resto del gas da lugar a una estrella grande. Cuanto más se calienta la nube, más grandes pueden ser los objetos que forma.
Cada estrella pequeña dentro de una nube de hidrógeno tiene una zona de influencia en donde calienta el gas y evita que éste se separe en concentraciones pequeñas. En nubes de baja densidad, cada zona de influencia es pequeña y contiene muy poca masa, así que este efecto es insignificante.
Sin embargo, a medida que la densidad aumenta, el gas y las estrellas pequeñas se agrupan más y más. Al final, las zonas de influencia de las estrellas de baja masa abarcan la nube entera, evitando que la nube se fragmente y forzándola a colapsarse formando una estrella masiva.
Este colapso se produce dentro de una nube interestelar aún más grande, que puede contener más de un millón de veces la masa del Sol. Por lo tanto, como sucede en la Nebulosa de Orión en nuestra galaxia, muchas estrellas masivas pueden estar formándose simultáneamente en el interior de una nube molecular gigante.
Una complicación de la limitación por la densidad es que en la periferia de las galaxias, donde la densidad puede no alcanzar este umbral en una región lo bastante grande del espacio, pueden formarse estrellas de baja masa y ninguna de gran masa. Dado que desde la Tierra sólo podemos ver las estrellas grandes y brillantes, los astrónomos pueden estar subestimando la cantidad de estrellas en formación en galaxias distantes. En una reciente inspección de galaxias distantes desde satélite en luz ultravioleta, se han visto evidencias de formación de estrellas en las regiones periféricas de las galaxias, y esto puede confirmar la predicción apuntada por la teoría de Krumholz y McKee.
https://www.berkeley.edu/news/media/releases/2008/02/27_helperstar.shtml
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Martes, 22 Abril, 2008 - 11:16 |
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