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La atención es la aplicación de la mente a un objeto; el primer medio para pensar es escuchar bien.

Jaume Balmes(1810-1848)
Filósofo y teólogo catalán
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Indicios del origen ancestral de la placenta
 
 


Unos investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford han descubierto las primeras pistas sobre los orígenes ancestrales de la placenta, línea vital que conecta a una madre en gestación con su criatura, suministrando a ésta oxígeno y nutrientes de la mayor importancia para la salud del bebé. Hasta ahora, los científicos no tenían idea de cuál era su origen evolutivo.

(NC&T) Las evidencias sugieren que la placenta de los seres humanos y de otros mamíferos evolucionó desde el tejido, mucho más simple, que cubría el interior del cascarón de aves y reptiles, nuestros distantes ancestros, y que les permitía obtener el oxígeno manteniéndose aislados del exterior.

La placenta crece en el interior del útero materno, sirve como medio para intercambiar gases y nutrientes entre la madre y el feto, y es expulsada del cuerpo de la madre después del nacimiento de la criatura. Es el único órgano que se desarrolla en la edad adulta, y a la vez el único que tiene un período limitado y definido de existencia, diferente a la longevidad del resto del organismo.

Julie Baker y Kirstin Knox comenzaron a indagar sobre la evolución de la placenta determinando qué genes están activos en las células de la placenta durante el embarazo en ratones.

Encontraron que la placenta se desarrolla en dos etapas distinguibles. En la primera etapa, que comienza con el inicio mismo del embarazo hasta la mitad aproximada del periodo de gestación, las células de la placenta activan fundamentalmente un grupo de genes que los mamíferos comparten con las aves y los reptiles. Esto sugiere que la placenta evolucionó inicialmente a través del cambio de función de genes heredados por los primeros mamíferos de sus ancestros inmediatos, cuando aparecieron sobre la faz de la Tierra hace más de 120 millones de años.

En la segunda etapa, las células de la placenta de los mamíferos pasan a activar una nueva oleada de genes específicos de la especie. Los ratones activan genes ratoniles recientemente evolucionados, en tanto que los seres humanos activamos genes humanos.

"Tiene sentido el que cada animal hubiera necesitado un conjunto diferente de genes", argumenta Baker. "Una orca embarazada tiene diferentes necesidades que una hembra de ratón embarazada, por ejemplo, y por ello cada especie desarrolló diferentes soluciones hormonales para resolver sus problemas".


https://med.stanford.edu/news_releases/2008/april/placenta.html


Miércoles, 04 Junio, 2008 - 11:36
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