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La verdadera grandeza de la ciencia acaba valorándose por su utilidad.
Gregorio Marañón(1887- 1960). Médico, científico, historiador, escritor y pensador español | Contacto |
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| LINGÜISTA RESTAURA IDIOMA Y CULTURA PERDIDOS | | | |
Suele decirse que si queremos conocer una cultura, debemos aprender el idioma. ¿Pero qué pasa si el idioma y la cultura están ambos muertos desde largo tiempo atrás? Un método analítico brinda la posibilidad de reconstruir lenguas extintas.
(NC&T) Los lingüistas históricos, que son básicamente arqueólogos de idiomas, han desarrollado técnicas que les permiten recrear de la manera más realista posible las lenguas perdidas. El proceso, conocido como "revitalización del idioma", ha restaurado, al menos parcialmente, numerosos lenguajes que se sabe que existieron pero nunca fueron grabados (o documentados de manera completa), permitiéndonos literalmente oír lo que hablaron los muertos.
Generalmente, esto se ha hecho por razones académicas, o porque los descendientes de una cultura quieren intentar restablecer su identidad recuperando algo de su pasado perdido. Ahora se ha hecho para el rodaje de una importante producción cinematográfica.
La lengua puede ser como ADN cultural, el cianotipo genético de cómo una civilización se comunicaba y pensaba, conteniendo la esencia de la perspectiva y carácter de las personas. Esto es lo que Terrence Malick, director y escritor de la reciente producción de New Line Cinema, "El Nuevo Mundo", descubrió cuando contrató al lingüista Blair Rudes de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte para prestarle realismo histórico a la película adiestrando al elenco en algonquino de Virginia, el idioma hablado por Pocahontas y otros nativos americanos que encontró John Smith en la fundación de Jamestown.
Malick había primero intentado contratar a un hablante nativo, sólo para descubrir un problema... El idioma había permanecido extinguido desde alrededor de 1785, un destino común de muchos de los más de 800 idiomas hablados en América del Norte en el momento del encuentro europeo.
Al contratar a Rudes, una autoridad en los idiomas americanos nativos históricos y actuales, pronto fue consciente de que el reto era aún mayor: el único registro de algonquino de Virginia era una lista escasa de aproximadamente 500 palabras transcritas por el inglés William Strachey (un amigo de William Shakespeare) en 1609, y unas cuantas palabras más registradas por Smith.
Malick estaba de suerte porque Rudes es también uno de los pocos lingüistas que son autoridades en el campo de la "revitalización del idioma", la ciencia de reconstruir los idiomas perdidos.
Con la inmensa mayoría del vocabulario de muchos miles de palabras, perdida, junto con su sintaxis y pronunciación, Rudes tenía que reconstruir totalmente el idioma. En el proceso, Rudes interpretó las transcripciones de Strachey, comparándolas con los archivos que mejor sobrevivieron de unos pocos idiomas algonquinos relacionados, así como con palabras que han pasado al inglés, y teoría aplicada y erudición sobre la evolución de la familia del idioma.
El producto del trabajo de Rudes fue tan convincente para el director y actores, que el algonquino de Virginia, originalmente pensado para ser hablado en sólo una escena, creció en presencia hasta volverse una parte integral del mundo reflejado en la película, y se usó en cerca de una tercera parte de la misma, con los subtítulos en inglés.
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Jueves, 16 Marzo, 2006 - 06:21 |
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