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Cuando un científico prestigioso pero anciano afirma que algo es imposible, lo más probable es que esté equivocado.

Arthur Clarke(1917).
Escritor de divulgación científica y de ciencia ficción.
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RAROS PENACHOS VOLCANICOS CREAN FLUJOS DE CENIZA MUY PELIGROSOS
 
 




  Tres fotografías únicas de una erupción volcánica en una región remota de Ecuador, muestran una columna volcánica de humo y cenizas diferente de cualquiera de las previamente documentadas, y señalan un riesgo recientemente reconocido, según un equipo de expertos que ha analizado el fenómeno.



(NC&T) "El penacho volcánico usual consiste en un tallo rematado en la parte superior por una estructura en forma de paraguas, y se parece al hongo de la explosión de una bomba atómica", explica la profesora de geología Susan Kieffer, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. "Pero el paraguas en este penacho estaba ondulado, como una concha de vieira".

Kieffer, Gustavo Gioia (profesor de mecánica teórica y aplicada), y Pinaki Chakraborty (estudiante graduado) explican qué podría haber causado esa forma festoneada del paraguas, una tarea que se hizo más difícil por la escasez de información.

"Nosotros nunca antes habíamos visto un paraguas festoneado", comenta Kieffer. "Deben haberse dado condiciones inusuales en el penacho volcánico que formó este paraguas".

Localizado aproximadamente a 100 kilómetros de Quito, Ecuador, el Volcán Reventador hizo honor a su nombre en la mañana del 3 de noviembre del 2002. Después de siete horas de actividad sísmica y de expeler vapor, el cono de la cúspide explotó y envió un arroyo de cenizas, llamado flujo piroclástico, varios kilómetros hacia abajo sobre los valles cercanos. Mientras se desplazaba, la ceniza calentó el aire circundante que se hizo más ligero como en un globo de aire caliente. El aire se alzó en un penacho volcánico, llevándose la ceniza con él.

Un penacho volcánico se levanta hasta que la atmósfera se vuelve tan ligera que la mezcla de aire y ceniza pierde flotación y empieza a extenderse lateralmente, formando un paraguas. El paraguas se extiende y refresca durante mucho tiempo antes de que la ceniza empiece a caer gradualmente.

Pero en lugar de la usual ceniza caliente, la erupción del Reventador parece haber estado cargada con vapor y ceniza bastante fresca de la destrucción del cono de la cúspide. El paraguas, extraordinariamente fresco, no podría extenderse durante mucho tiempo. Rápidamente se volvió una mezcla pesada de aire, vapor y ceniza que sobrevolaba precariamente sobre el aire más ligero debajo.

Cuando un fluido más pesado se pone sobre uno más ligero, se podría decir que los fluidos quieren ser invertidos. La guerra resultante entre la gravedad y la viscosidad produce como resultado en los fluidos una inestabilidad ondulada que tira del fluido más pesado conduciéndolo a un hundimiento rápido inevitable.

En los experimentos de laboratorio, los fluidos están inicialmente en reposo y la longitud de onda de la inestabilidad es de una fracción de pulgada. Pero la mezcla de aire, vapor y cenizas en el paraguas del Reventador era turbulenta, con alta velocidad y movimientos locales en forma de torbellinos.

La turbulencia amplifica la longitud de onda y dio su paraguas distintivo al Reventador, con festones de longitud de onda de centenares de metros.

Mientras la mayoría de los paraguas producen la caída gradual de la ceniza, los paraguas festoneados se comportan de forma diferente y podrían representar un riesgo no reconocido previamente.


Viernes, 21 Abril, 2006 - 04:41
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