Los murciélagos se valen del oído para poder volar sin la ayuda de la luz debido a un talento auditivo notable que les permite cartografiar su entorno físico a través de la escucha de ecos. Pero un estudio revela ahora que también emplean capacidades táctiles en las alas para guiar sus maniobras de vuelo y capturar presas.
(NC&T) Los estudios sobre el vuelo de murciélagos efectuados por John Zook, profesor de neurobiología en la Universidad de Ohio, sugieren que los receptores sensibles al tacto en sus alas les ayudan a mantener la altitud y a capturar insectos en el aire. Sus hallazgos preliminares reavivan parte de una teoría largamente olvidada según la cual los murciélagos utilizan su sentido del tacto para la navegación y caza nocturnas. La teoría de que estos animales vuelan por el tacto fue propuesta por vez primera en la década de 1780 por el biólogo francés Georges Cuvier, pero fue relegada en los años 1930 cuando los investigadores descubrieron la ecolocalización, un tipo de sonar biológico presente en murciélagos, delfines y otros pocos animales. Los murciélagos utilizan la ecolocalización para identificar su entorno y navegar por él mediante la emisión de sonidos y la escucha de los ecos que retornan los diversos objetos. Zook cree que los receptores sensibles al tacto en las alas de los murciélagos operan en combinación con la ecolocalización para aumentar la precisión de su vuelo y hacerlos mejores cazadores nocturnos. La ecolocalización ayuda a los murciélagos a explorar sus alrededores, mientras los receptores del tacto los ayudan a mantener su ruta de vuelo y a capturar su presa.  | | (Alas de murciélago con sus receptores de tacto.) (Foto: John Zook) | |
Los receptores táctiles toman la forma de protuberancias diminutas, o cúpulas levantadas, a lo largo de la superficie de las alas. Las cúpulas contienen células de Merkel, una clase de célula de tacto común en la piel de la mayoría de los mamíferos, incluyendo al Hombre. Los receptores táctiles del murciélago son diferentes, en cambio, porque poseen un pelo diminuto asomando fuera del centro. Cuando Zook grabó la actividad eléctrica de las células de Merkel, encontró que eran sensibles al flujo de aire por el ala. Estas células eran más activas cuando el flujo de aire (particularmente cuando era turbulento) estimulaba el pelo. Cuando un ala de murciélago no está debidamente orientada durante el vuelo, el aire circulante cerca del ala puede volverse turbulento. Las células de Merkel ayudan a los murciélagos a permanecer aerodinámicamente ajustados gracias a que los alertan cuando la posición o la curvatura de su ala son incorrectas, evitando que las criaturas pierdan sustentación en el aire. Para probar su hipótesis, Zook quitó los delicados pelos de las alas de murciélagos con una crema de depilar. Entonces les permitió volar. Los murciélagos parecían volar normalmente cuando seguían una trayectoria recta, pero cuando trataban de tomar una curva cerrada, como en la esquina de una habitación, caían o incluso ganaban en altitud, a veces de modo errático. Cuando los pelos crecieron de nuevo, los murciélagos volvieron a hacer los giros normalmente. |
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