 | | (Tom Wigley.) (Foto: Carlye Calvin) | |
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Dadas las dificultades actuales de hacer tales recortes masivos, los científicos han comenzado recientemente a reexaminar una variedad de esquemas propuestos en las últimas décadas para reducir el impacto del cambio climático, a través de acciones tecnológicas a escala global. Estos enfoques son a menudo denominados “de geoingeniería”. Una estrategia propuesta por primera vez en los años setenta es la inyección de grandes cantidades de partículas de sulfato en la estratosfera para bloquear el sol, por medio de aviones u otros medios. La idea sería refrescar el clima durante un año o más con cada inyección, de forma semejante a como lo hacen las mayores erupciones volcánicas. Usando un modelo por ordenador para rastrear la luz del sol y otras energías que fluyen hacia y desde el sistema de la Tierra, Wigley examinó dos posibles secuencias de eventos que pronostican el impacto de las emisiones en el clima, desde ahora hasta el año 2400. En uno de esos dos escenarios, las emisiones totales habrían de comenzar a disminuir inmediatamente, y tendrían que ser recortadas a la mitad aproximadamente en los próximos 50 años, para mantener el clima global por debajo de esa frontera crítica de los 2 grados centígrados sobre los valores actuales. El otro escenario analizado permite un período de emisiones totales crecientes, extendiéndose hasta el 2030, antes de que las reducciones severas deban comenzar. Para ver cómo la geoingeniería podría cambiar este cuadro, Wigley tomó esta última secuencia y agregó tres frecuencias de inyecciones de sulfatos en la estratosfera, de la envergadura que tuvo la del Pinatubo. Las frecuencias eran equivalentes a una erupción todos los años, cada dos años, y cada cuatro años. En todos los casos, la temperatura global permaneció bastante constante en los próximos 40 a 50 años. Después del 2050, el efecto acumulativo de los gases de efecto invernadero produjo un lento incremento de las temperaturas. |