Cuando los mecanismos protectores en las células fallan, ciertos genes pueden provocar tumores, y cáncer. Uno de estos oncogenes es el Bcl-3, que puede conducir a la leucemia, entre otras enfermedades. Ahora se ha descubierto un mecanismo que activa y regula el Bcl-3.
(NC&T) Este mecanismo lo han desvelado científicos del Instituto Max Planck de Bioquímica en Martinsried, Alemania, y de la Universidad Ludwig Maximilians de Munich. Una proteína llamada Cyld controla el Bcl-3, y de este modo protege a los ratones del crecimiento tumoral. Los investigadores fueron capaces de describir la senda de señales celulares que provoca el crecimiento descontrolado cuando el gen Cyld está defectuoso. Además, existe evidencia de que el gen Cyld defectuoso puede ser la causa fundamental en tumores de riñón, hígado, útero e intestino grueso. El Cyld podría ser posiblemente uno de los oponentes más importantes del Bcl-3 en los ratones y los humanos. El crecimiento, la separación y la diferenciación de las células es uno de los procesos mejor regulados del cuerpo. Incluso una sola célula que escape de esta regulación puede conducir a un tumor. Los oncogenes son, en este sentido, como bombas de relojería. Su actividad es controlada en células sanas por los genes supresores de tumores. Los "oponentes" celulares del oncogen Bcl-3, sin embargo, no se conocían antes de este estudio. La proteína tiene que encontrar su camino hacia el núcleo para funcionar como lo que se llama "factor de transcripción". Estos inician y mantienen la transcripción genética (fragmentos de ADN codificados por proteínas). Este proceso es necesario para transcribir información genética durante la síntesis de proteínas. Durante el proceso de transcripción genética, el Bcl-3 coopera con otros, inusualmente importantes factores de transcripción que pertenecen a la familia NF-kappa-B. Sus cinco miembros influyen en un amplio espectro de procesos patógenos como infecciones y reacciones inmunes, además de en el crecimiento celular. Dos miembros representativos de este grupo, p50 y p52, deben ser activados primeramente con el fin de iniciar la transcripción. Un mecanismo importante para hacer eso es el acoplamiento del Bcl-3. Hasta ahora, se sabía que el Bcl-3 puede cooperar con p50 ó p52, provocando un intenso crecimiento celular y en última instancia cáncer. Para tal cooperación, sin embargo, el Bcl-3 tiene primero que entrar en el núcleo, donde el ADN y las proteínas NF-kappa-B pueden ser encontrados. El equipo de Munich, liderado por el profesor Reinhard Fassler, mostró que el factor de transcripción es ayudado por una "etiqueta" molecular. Grandes cantidades de moléculas de ubiquitina pueden ser fijadas en secuencia a las proteínas. Un cierto tipo de acoplamiento marca esta proteína como "basura", que tiene que ser retirada. Otro tipo funciona como una especie de señal de transporte. Ésta negocia la transferencia, por ejemplo, de proteínas al interior del núcleo. El estudio muestra que éste es el caso del Bcl-3. Sólo funciona así, no obstante, cuando Cyld no interfiere. Esta proteína fue encontrada por primera vez en pacientes que sufrían de cilindromas, que son tumores que crecen en el rostro, el cuello y el cuero cabelludo. |
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