Secciones
Foros Electrónica
Alguien dijo ...
A los hombres les encanta maravillarse. Esto es la semilla de la ciencia,

Ralph Waldo Emerson(1803-1882).
Ensayista y poeta estadounidense.
Contacto
Riesgo evolutivo de cancer, provocado por nuestra masa corporal
 
 


Una enzima clave que acorta el tiempo de vida celular en un esfuerzo por frustrar el desarrollo de cáncer, ha sido relacionada con la masa corporal. Hasta ahora, los científicos creían que nuestra relativamente larga esperanza de vida era el factor que influía en la expresión de la telomerasa (una enzima que puede expandir la vida de las células, pero que también aumenta el nivel potencial de incidencia del cáncer).

(NC&T) Vera Gorbunova, profesora de biología en la Universidad de Rochester, condujo un estudio, el primero de este tipo, para descubrir por qué algunos animales expresan la telomerasa, mientras que otros, como los humanos, no la expresan.

Los ratones expresan la telomerasa en todas sus células, lo que les permite sanar con espectacular rapidez. Las lesiones en la piel de los ratones se curan mucho más deprisa; y después de una operación quirúrgica, su tiempo de recuperación es mucho más corto que el de un humano. Sería muy útil poseer tal poder de restablecimiento. Pero el reverso de la moneda es la reproducción celular incontrolada, el cáncer.

Hasta recientemente, los científicos habían asumido que los ratones podían permitirse el lujo de expresar la telomerasa, y por ende beneficiarse de sus poderes curativos, a causa de su bajo riesgo natural de desarrollar cáncer. El por qué de ese bajo riesgo era fácil de entender: su esperanza de vida es demasiado corta como para desarrollar tejidos cancerosos; mueren de otras causas antes de toparse con un serio riesgo de desarrollar tumores.

Parece que la evolución ha determinado las especies que pueden permitirse el expresar la telomerasa en sus células somáticas, con el propósito de mantener un delicado equilibrio entre las células que viven mucho, y las células que se vuelven cancerosas. Pero mientras la mayoría de los científicos creen que el promedio de vida de un organismo determina si está en mayor riesgo de desarrollar cáncer, Gorbunova ha revelado evidencias de que no es nuestra esperanza de vida lo que nos pone en riesgo, sino nuestro peso corporal, mucho mayor que el de un ratón.

Las puntas de los cromosomas, llamadas telómeros, se acortan cada vez que una célula se divide. Después de aproximadamente 60 divisiones, los telómeros se han reducido tanto que la célula deja de dividirse. La telomerasa reconstruye estas puntas, así que los animales que la expresan, como el ratón, tienen células que pueden reproducirse más extensamente, y por ende, curarse mejor.

Las células cancerosas, sin embargo, son aquellas que se reproducen constantemente de forma descontrolada, así que la evolución ha "desconectado" la expresión de la telomerasa en las células somáticas humanas, presumiblemente a causa de que la amenaza del cáncer sobrepasa los beneficios de una curación más rápida.

Pero nadie se ha adentrado en el por qué los ratones expresan la telomerasa y los humanos no. De hecho, la actividad de la telomerasa ha sido apenas catalogada en el reino animal.

Gorbunova investigó 15 especies de roedores de diversas partes del planeta para determinar qué nivel de actividad de la telomerasa expresa cada especie, con el fin de ver si podía encontrar algún tipo de correlación asociada con esta enzima.

Las especies investigadas abarcaron desde el diminuto ratón de campo hasta el enorme capibara brasileño, de 50 kilogramos de peso, La longevidad de las especies iba desde los 3 años de los ratones a 23 o más para la ardilla común.

Para su sorpresa, Gorbunova no encontró ningún tipo de correlación entre la longevidad y la actividad de la telomerasa. La contradicción más rotunda de esa teoría sobre la longevidad fue la ardilla gris común, que vive dos décadas, un tiempo extraordinariamente largo en comparación con otros roedores, y sin embargo expresa la telomerasa en grandes cantidades. Es obvio que la evolución no asocia el largo tiempo de vida de la ardilla gris con el riesgo de desarrollar cáncer.

La masa corporal, sin embargo, mostró una clara correlación a través de estas 15 especies. El capibara, aproximadamente del tamaño de un ser humano crecido, no expresa la telomerasa.

Resulta evidente que la evolución se ha "percatado" de que el tiempo que vive un organismo tiene en sí mismo muy escaso efecto sobre cómo algunas de sus células puedan mutar y volverse cancerosas. En vez de esto, el simple hecho de tener más células en su cuerpo eleva las expectativas de desarrollar esta terrible enfermedad, y lo hace de manera tal, que los beneficios que pudiera aportar la telomerasa (una más rápida curación) no compensan el riesgo de desarrollar cáncer.

Estos hallazgos imponen otra pregunta, quizás mucho más importante: ¿Qué significa esto, entonces, para aquellos animales mucho más pesados que el hombre? Si un humano de 70 kilogramos de peso tiene que renunciar a la telomerasa para eludir el cáncer, ¿qué hará una ballena de cien toneladas de peso para mantener a raya este riesgo?

"Podría suceder que las ballenas tengan un supresor de cáncer que nunca antes se haya tenido en cuenta", opina Gorbunova. "Me gustaría comprobar qué tipo de expresión de telomerasa poseen, y hallar qué otro recurso emplean para combatir al cáncer".



Viernes, 05 Enero, 2007 - 11:14
Boletines
powered by phppowered by MySQLPOWERED BY APACHEPOWERED BY CentOS© 2004 - 2025Información Legalpoliticas de cookiesipv6 ready