Los investigadores descubrieron también que una enzima llamada Perséfona desempeña un papel clave en la activación del sistema inmune de las moscas, pero mientras el GNBP3 detecta las paredes celulares de los hongos, Perséfona detecta los factores de virulencia de los hongos, es decir, las sustancias químicas utilizadas por los hongos que les permiten invadir la mosca huésped e incapacitar su sistema inmune. Cuando uno hongo infesta a un insecto, libera enzimas que digieren el carapacho del insecto, lo que les permite introducirse dentro de éste. Una de estas enzimas se une al precursor de Perséfona activándolo y alertando por tanto al sistema inmune de la presencia de hongos. «Nuestros datos muestran que la detección de infecciones de hongos depende de un sensor de dos puntos que constituye un sistema de reconocimiento parcialmente superfluo», redactan los investigadores, quienes creen que algunos hongos pueden haber desarrollado un mecanismo para desactivar el sistema del GNBP, que detecta las paredes de los hongos. Esto dio lugar a que las moscas desarrollaran una contra-estrategia, basada en el reconocimiento de enzimas y otras moléculas liberadas por el hongo cuando ataca a la mosca. Los resultados llevaron a los científicos a preguntarse si existe un sistema similar en los mamíferos. |