Nuevos hallazgos indican que la aurora y otras manifestaciones de la "meteorología" del espacio cercano a la Tierra están controladas por la velocidad a la cual los campos magnéticos de la Tierra y del Sol se conectan, o mezclan, y no por el campo eléctrico del viento solar como se había asumido anteriormente.
(NC&T)La fusión de ambos campos ocurre en un punto entre la Tierra y el Sol situado aproximadamente a 64.000 kilómetros de la superficie terrestre, y parece fundamental para la circulación de las partículas y los campos magnéticos a través del espacio cercano a nuestro planeta. Los investigadores, del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins en Laurel, Maryland, y del Laboratorio de Investigaciones de la Fuerza Aérea, radicada en la Base Hanscom de la Fuerza Aérea (Massachussets), dirigidos por Patrick Newell del APL, han desarrollado una fórmula que describe el ritmo de fusión de las líneas del campo magnético y predice diez tipos diferentes de actividad meteorológica del espacio cercano a la Tierra, como por ejemplo las auroras y las tormentas magnéticas. Obtener esta fórmula es un gran paso hacia un mejor conocimiento de cómo interactúan la Tierra y el Sol. Y esta comprensión más profunda puede ayudar a predecir el clima del espacio que afecta las comunicaciones, la navegación y la salud de los seres humanos en el espacio. El espacio entre la Tierra y el Sol no está vacío, sino lleno de partículas con gran energía, la mayoría de las cuales se generan en la atmósfera del Sol. Temperaturas de unos pocos millones de grados aceleran una corriente de estas partículas, conocida como viento solar, a velocidades del orden del millón y medio de kilómetros por hora. Los meteorólogos espaciales han asumido durante mucho tiempo que los fenómenos climáticos del espacio cercano a la Tierra podían ser predichos de la mejor manera posible por el comportamiento del campo eléctrico del viento solar. Sin embargo, Newell y sus colegas fueron los primeros en someter esta teoría a una rigurosa comprobación, con muchas series de datos acumulados durante años.  | | (Imagen del óvalo de una aurora sobre el polo terrestre.) (Foto: JHU/APL) | |
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El equipo estudió diversas observaciones por satélite: las hechas por la NASA sobre la actividad global de las auroras polares, las efectuadas por la NOAA sobre el estiramiento de las líneas de fuerza del campo magnético en el lado nocturno de la Tierra, y las realizadas por la Fuerza Aérea sobre la incidencia de las partículas del viento solar en la atmósfera superior de la Tierra. Los investigadores se cuestionaron si en realidad la actividad del campo eléctrico del viento solar era el mejor predictor, o si cada fenómeno requeriría su propia fórmula, y quedaron sorprendidos al descubrir que una única fórmula (para la velocidad de fusión de los campos) daba las mejores descripciones del comportamiento de esos diez aspectos del clima espacial. Los profesores George Siscoe de la Universidad de Boston, y Stanley Cowley de la Universidad de Leicester, habían sugerido previamente que el ritmo de fusión podría explicar mejor la convección cercana a la Tierra, pero Newell y sus colegas se asombraron al ver cuán bien funcionaba la nueva y sencilla fórmula. |
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