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El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.

Albert Eisntein (1879-1955).
Físico alemán. Premio Nobel de Física.
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Solucion contra el biofouling
 
 


Un equipo de científicos ha ideado una solución ingeniosa para el fenómeno dañino conocido como "biofouling", un problema crónico que ha afectado a la marina mercante durante siglos, acarreando costosas pérdidas económicas.

(NC&T) El biofouling consiste, a grandes rasgos, en que organismos marinos tales como lapas y otros moluscos se unen firmemente a la parte sumergida de los cascos de los navíos, cual polizontes submarinos.

Los autores de este nuevo estudio, de la Universidad de Wisconsin-Madison y de la Universidad Estatal de Pensilvania, han obtenido resultados esperanzadores en las primeras pruebas de su idea para mantener a raya a estos autoestopistas marinos perniciosos, disparando pequeñas descargas eléctricas a través de la parte sumergida de los barcos. En los experimentos preliminares, tales descargas eléctricas disminuyeron la acumulación de vida marina sobre el casco en hasta un 50 por ciento.

"Es dudoso que podamos ser capaces de prevenir completamente el biofouling, debido a la enorme biodiversidad de la fauna marina", matiza el autor principal Rodolfo Pérez. "Pero con sólo reducir un poco el ciclo de limpieza de los cascos, tendríamos ya una notable mejora".

El biofouling es un asunto preocupante porque los organismos acuáticos que se afianzan a los cascos de los barcos acompañan a estos navíos a donde quiera que vayan. Esto ha significado un problema ecológico mundial, ya que los barcos están trasladando especies invasoras hacia los lagos, los ríos y los océanos que no son su hábitat original.

La alfombra de vida marina que rápidamente crece en los cascos de los barcos detenidos o en movimiento, también causa un efecto de arrastre en el agua, lo que significa que el barco necesitará hasta un 30 por ciento más de combustible para recorrer la misma distancia, según algunas estimaciones. "El problema del biofouling comenzó hace cientos de años", apunta el coautor Marc Anderson, profesor de ingeniería civil y medioambiental en la Universidad de Wisconsin-Madison. "En cuanto Colón se hizo a la mar".

Hasta hace poco, las compañías de marina mercante habían afrontado el problema fundamentalmente con cierto tipo de pintura anti-incrustaciones, que reduce el biofouling en los cascos pintados con ella. Sin embargo, muchas de estas pinturas contienen un producto químico tóxico para la vida marina.

Científicos de muchas partes del mundo han explorado todo tipo de alternativas para enfrentarse a este problema. Algunos se han lanzado a la tarea de desarrollar polímeros orgánicos anti-incrustantes, a los que los organismos marinos no puedan adherirse.

Entre tanto, los científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison y sus colaboradores han tomado un derrotero totalmente diferente. Su idea es cubrir el casco de los barcos con una red de miles de electrodos microscópicos (terminales que conducen electricidad) que darían una descarga eléctrica suave a cualquier organismo que se acercara. Hechos de un metal conocido como titanio, los electrodos se colocarían a muy pequeña distancia unos de otros, entre 8 y 25 micrómetros.

En las pruebas a pequeña escala, Pérez evaluó el poder de los electrodos contra el biofouling y confirmó el increíble potencial de esta idea.

Otros investigadores que contribuyeron a este proyecto fueron Daniel Noguera, Dean Tompkins (ambos de la Universidad de Wisconsin-Madison), así como Maggie Paulose y Craig Grimes (ambos de la Universidad Estatal de Pensilvania).


Lunes, 05 Febrero, 2007 - 12:08
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