Quienes se sienten tristes tienden a comer más alimentos poco sanos pero sabrosos que cuando se sienten felices, según las conclusiones de un nuevo estudio. Sin embargo, cuando la información nutricional sobre esos alimentos está disponible, esa misma gente triste refrena su deseo de consumirlos. En cambio, no es así con la gente que se siente feliz.
(NC&T)El profesor Brian Wansink (de la Universidad de Cornell), Nitika Garg (Universidad de Mississippi) y J. Jeffrey Inman (Universidad de Pittsburgh) han hecho varios estudios que se orientaron a sondear el vínculo entre el estado de ánimo y la alimentación. Por ejemplo, reclutaron a 38 auxiliares administrativos para mirar una película divertida y euforizante, o una triste y depresiva. Durante la función, ofrecieron a los participantes alimentos dietéticamente saludables y otros menos sanos pero muy agradables al paladar. Después de que las películas terminaran y las lágrimas se enjuagaran, quienes habían mirado la película triste, "Love story" ("Historia de amor"), habían comido un 36 por ciento más de palomitas de maíz que quienes habían mirado la película divertida. Wansink sospecha que la gente triste o depresiva, desea consolarse con un bocado indulgente de efecto rápido y buen sabor que les dé un "empujón de euforia".  | | (Brian Wansink.) (Foto: Gilberto Tadday) | |
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Para ver si la información nutricional tenía influencia en el consumo de alimentos sabrosos, los investigadores ofrecieron las palomitas a los voluntarios que terminaron varias tareas, incluyendo labores mentales irrelevantes, escribir descripciones de cuatro cosas que les hicieron felices (o tristes) y leer historias cortas que eran felices o tristes. Un grupo tenía información nutricional sobre las palomitas, mientras que el otro no. Los investigadores encontraron que en el grupo que no tenía la información nutricional, la gente triste comió dos veces más palomitas que la feliz. En el grupo que revisó las etiquetas nutricionales, sin embargo, la gente feliz comió casi la misma cantidad, pero la gente triste contuvo de modo muy acentuado su consumo, comiendo aún menos palomitas que la gente feliz. Así, parece que la gente feliz ya está frenando el consumo de esas grasas o calorías de más, y la presencia de la información nutricional no la conduce a bajarlo aún más. |
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