Un nuevo estudio demuestra que las formas de las dimensiones extra se pueden "ver" mediante la estrategia de descifrar su influencia en la energía cósmica liberada por el violento nacimiento del universo hace unos 13.000 millones de años. El estudio sobre este método proporciona evidencias de que los físicos pueden utilizar datos experimentales para discernir la naturaleza de estas escurridizas dimensiones.
(NC&T)La existencia de estas dimensiones extra es un elemento crítico no probado todavía de la teoría de las cuerdas, la principal aspirante a "teoría unificada del todo". Los científicos desarrollaron la teoría de las cuerdas, que propone que todo en el universo está formado por diminutas cuerdas vibrantes de energía, para con ella tratar de abarcar los principios físicos de todos los objetos, desde las inmensas galaxias hasta las partículas subatómicas. Aunque actualmente es la favorita para explicar la constitución del cosmos, la teoría permanece sin probar hasta la fecha. La matemática de la teoría de las cuerdas sugiere que además de nuestras cuatro dimensiones familiares (el espacio tridimensional y el tiempo) debe haber seis dimensiones espaciales extra, unas singulares dimensiones "ocultas", "enrolladas" en diminutas formas geométricas en cada punto de nuestro universo. El nuevo estudio, dirigido por el físico Gary Shiu, de la Universidad de Wisconsin-Madison, puede proporcionar el fundamento que se ha buscado durante tanto tiempo, para medir este aspecto previamente inmensurable de la teoría de las cuerdas. Aunque los científicos emplean los ordenadores para visualizar lo que estas geometrías con seis dimensiones podrían parecer, realmente nadie sabe con seguridad qué formas toman. Nuestras mentes están acostumbradas a sólo tres dimensiones espaciales y carecen de un marco de referencia para las otras seis. Según la matemática de la teoría de las cuerdas, las dimensiones extra podrían adoptar cualquiera de decenas de miles de posibles formas, donde cada una se correspondería teóricamente con su propio "universo", y con su propia colección de leyes físicas. No es posible ver o medir a través de cualquier medio directo usual de observación estas dimensiones extra, lo que hace muy difícil la comprobación de este aspecto crucial de la teoría de las cuerdas. El nuevo enfoque está basado en la idea de que las seis dimensiones extra tuvieron su mayor influencia en el universo cuando éste era una diminuta mancha muy comprimida de materia y energía, es decir, sólo un instante después del Big Bang. Como no existe una máquina del tiempo para viajar hasta aquel momento, los científicos emplearon el mejor sustituto disponible: un mapa de la energía cósmica liberada por el Big Bang. La energía, vislumbrada por satélites como el WMAP de la NASA, ha persistido casi inalterada durante los últimos 13.000 millones de años, haciendo que éste mapa de energía cósmica sea como una especie de "fotografía" del universo recién nacido.  | | (Representación informática de una posible geometría de seis dimensiones.) (Foto: Andrew J. Hanson, Indiana University) | |
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Al igual que una sombra puede dar una idea de la forma de un objeto, el modelo de la energía cósmica del firmamento puede dar una indicación de la forma de las otras seis dimensiones presentes. Comenzando con dos tipos diferentes de geometrías matemáticamente simples, los investigadores calcularon el mapa de energía predicho que se vería en el universo descrito por cada forma geométrica. Cuando compararon ambos mapas, encontraron pequeñas pero significativas diferencias entre ellos. Esto demuestra que las pautas específicas con que se manifiesta la energía cósmica pueden contener pistas sobre cuál es la geometría de las seis dimensiones ocultas. Aunque los datos actualmente disponibles no son aún lo bastante precisos como para efectuar comparaciones capaces de dilucidar lo que se busca, nuevos satélites como el Planck de la Agencia Espacial Europea, debieran ser capaces de detectar en el cosmos las sutiles variaciones entre las distintas geometrías. |
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