Muchas personas en el mundo viven sin uno o más de sus miembros. Hasta hace poco tiempo, los individuos con amputación no podían esperar valerse de nada más que un molde plástico de su brazo o pierna que funciona con un control manual. Hoy, el perfil de las prótesis está cambiando. Los investigadores se están moviendo más allá del modelo plástico estándar, hacia miembros más efectivos que puedan funcionar cada vez más como una parte real del cuerpo, respondiendo a señales del cerebro.
(NC&T)Steve Helms Tillery, Profesor del Departamento de Bioingeniería de la Academia Ira A. Fulton de Ingeniería, y Marco Santello, Profesor del Departamento de Kinesiología, ambos de la Universidad del Estado de Arizona, han estado trabajando juntos durante varios años a fin de profundizar en el control de los movimientos de brazos y manos. Hace cinco años, Helms Tillery empezó a colaborar con los por entonces investigadores de la citada universidad, Andy Schwartz (que ahora es profesor de Neurobiología en Universidad de Pittsburgh) y Dawn Taylor (que ahora es profesora de Bioingeniería en la Universidad Case Western Reserve), para demostrar que los monos podían, a partir de sus señales cerebrales, mover un brazo robótico lo bastante bien como para alimentarse a sí mismos.  | | (Los dos investigadores del trabajo.) (Foto: Arizona SU) | |
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Helms Tillery y Santello son parte de un equipo interdisciplinario que intenta construir una prótesis de mano avanzada, controlada totalmente por las señales cerebrales. Este trabajo es parte de un proyecto de colaboración en bioingeniería de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), financiado mediante una subvención reciente de más de 5 millones de dólares, compartida con los equipos de las universidades de Pittsburgh, Washington, Carnegie-Mellon, Minnesota y Columbia. Ahora, el equipo de la Universidad del Estado de Arizona se concentrará en los componentes neurológicos de la investigación, analizando los tipos de señales cerebrales usados durante el empleo de un dispositivo protésico, así como las señales sensoriales que una mano real envía al cerebro. |
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