Los tomates de color rojo oscuro deben su color al licopeno, un antioxidante que combate a determinados grupos de enfermedades. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que una variedad especial de tomates de color anaranjado aporta una forma diferente de licopeno, que nuestro cuerpo puede usar más eficazmente.
(NC&T) Los investigadores hallaron que comer espaguetis cubiertos con salsa hecha de estos tomates anaranjados, llamados tomates mandarina, provocaba un aumento notable del contenido de esta forma de licopeno en la sangre de los participantes en el estudio. "Aunque los tomates rojos contienen mucho más licopeno que los anaranjados, la mayor parte de éste se encuentra en una forma que no es bien absorbida por el cuerpo", explica Steven Schwartz, autor principal del estudio y profesor de ciencia y tecnología de los alimentos en la Universidad Estatal de Ohio. Las personas que participaron en el estudio en realidad consumieron menos licopeno cuando comieron salsa hecha con tomates anaranjados, pero absorbieron mucho más licopeno que el que habrían absorbido si la salsa hubiera estado hecha de tomates rojos. Los tomates empleados para este trabajo fueron desarrollados específicamente para el estudio, dado que estas variedades tan particulares no suelen estar disponibles en tiendas. El licopeno pertenece a la familia de antioxidantes llamados carotenoides, los cuales aportan a ciertas frutas y vegetales sus colores distintivos. Se cree que los carotenoides tienen una amplia serie de efectos beneficiosos sobre la salud, tales como reducir el riesgo de desarrollar cáncer, enfermedades cardiovasculares y la degeneración macular. El tomate es una maravillosa fábrica de carotenoides, y los científicos están trabajando en formas de mejorar el contenido de antioxidantes y su composición en estos frutos. El licopeno es un carotenoide que contiene una variedad de compuestos que están relacionados entre sí, llamados isómeros. Los isómeros comparten una misma fórmula química, pero tienen diferentes estructuras químicas. En el caso de los tomates, los diferentes isómeros de licopeno desempeñan una parte importante en los procesos que determinan el color del fruto. Los investigadores hicieron dos salsas para espaguetis, a partir de dos variedades de tomate: los tomates mandarina, que deben su nombre al color de la piel, y una variedad de tomates escogida por su rico contenido en betacarotenos.  | | (Steven Schwartz.) (Foto: OSU) | |
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Los tomates fueron cultivados en una estación experimental agrícola vinculada a la Universidad Estatal de Ohio. Después de la cosecha, ambas variedades de tomate fueron inmediatamente procesadas para elaborar con cada una de ellas un jugo de tomate concentrado y enlatado. Se añadió un condimento propio de la cocina italiana para mejorar el sabor. Los doce adultos participantes en el estudio consumieron dos platos de espaguetis: uno incluía salsa hecha de tomates mandarina, mientras el otro presentaba salsa hecha con los tomates ricos en betacarotenos. A los participantes se les pidió evitar alimentos con tomate o ricos en betacarotenos durante los 13 días anteriores al consumo de cada comida experimental. Los investigadores extrajeron sangre justo antes de que cada participante comiera, y luego nuevamente cada hora o dos, hasta diez horas después de esa comida. Analizaron las muestras de sangre buscando el contenido de licopeno y betacarotenos. La absorción de licopeno de los tomates mandarina fue 2,5 veces mayor que el absorbido de los tomates ricos en betacarotenos. |
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