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El que ha llegado tan lejos que ya no se confunde, ha dejado también de trabajar,

Max Planck(1858-1947)
Físico, premio Nobel de Física 1918.
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Niños y niñas aprenden mejor las palabras trabajando con sus significados
 
 




  Los niños aprenden las nuevas palabras con mayor facilidad cuando deducen su significado por sí mismos, según sugiere una nueva investigación.



(NC&T)El estudio realizado por la investigadora Meredith Brinster (Universidad Johns Hopkins), sugiere que el aprender palabras por inferencia es mucho más efectivo para los niños de alrededor de tres años, que decirles el significado de las mismas. Éste es un resultado muy intrigante, y pudiera tener grandes y profundas implicaciones para el futuro de la enseñanza.

Interesada en cómo los niños de corta edad aprenden a relacionar los nombres de los objetos con los objetos mismos, Brinster diseñó un estudio para medir qué estrategia de aprendizaje de palabras era más efectiva: la instrucción directa, en la que un adulto señala directamente y nombra al objeto no familiar; o la inferencia, en la cual los pequeñuelos usan el razonamiento (incluyendo por ejemplo el proceso de eliminación) para "pegar" mentalmente una palabra no familiar a un objeto no familiar. Basándose en investigaciones previas, Brinster supuso que los pequeños podrían aprender las palabras con mayor rapidez a través de la inferencia.

Según sus resultados preliminares, su suposición es correcta.

Brinster trabajó con 100 niños de edades comprendidas entre los 36 y los 42 meses, quienes acudieron al Laboratorio de Desarrollo Infantil en el campus de Homewood de la Universidad Johns Hopkins. Un ensayo probó cuán bien los niños aprendían las palabras a través de la inferencia, y otro ensayo cuán bien aprendían a través de la instrucción directa.

(Meredith Brinster.) (Foto: Will Kirk / HIPS)

Durante el ensayo de la inferencia, Brinster mostró a los niños objetos familiares y otros extraños (por ejemplo, una pelota y una herramienta de fontanero). Después de decir una palabra sin significado (por ejemplo "blicket"), ella podía pedirles que señalaran o cogiesen el objeto que se correspondía, según ellos, con la palabra. Dado que una pelota es una pelota, los niños pudieron concluir que el objeto no familiar (la herramienta de fontanero), era el objeto con el nuevo nombre. En el ensayo de instrucción directa, a los niños simplemente se les mostraba un objeto no familiar y escuchaban la palabra sin sentido.

Un rato después, Brinster invitó a los niños a jugar con juguetes típicos en el área de espera del Laboratorio. Durante el relajado período de juego, ella mostraba un "dax" o un "blicket", que los niños habían visto durante el ensayo, y les hacía una pregunta. Por ejemplo: "Creo que uno de estos se llama blicket, pero no recuerdo cuál es. ¿Me puedes ayudar? ¿Sabes cuál de estos es el blicket?". De esta manera, ella fue capaz de valorar cuán bien habían aprendido la palabra. Una vez que los resultados fueron analizados, resultó evidente que la inferencia consiguió resultados más eficaces.



Viernes, 20 Abril, 2007 - 11:06
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