Unos paleontólogos han descubierto la existencia de un animal marino parecido a una serpiente, de 95 millones de años de antigüedad, un hallazgo que ha aportado no sólo el más antiguo ejemplo de pérdida de extremidades en los lagartos, sino también el primero de pérdida de extremidades en un lagarto acuático.
(NC&T)Esto fue inesperado. Gracias a este descubrimiento, los científicos ahora saben que la pérdida de extremidades no es un fenómeno evolutivamente reciente, y que los lagartos lo experimentaron desde mucho tiempo antes de lo que los científicos habían supuesto. Y por encima de todo, este lagarto era acuático. Todos los otros ejemplos son terrestres. El hallazgo ha proporcionado el registro más antiguo de vestigios de extremidades (las cuales fueron usadas como tales en el pasado evolutivo de un animal, pero que luego perdieron su función original) en un lagarto fósil. La especie, recientemente nombrada Adriosaurus microbrachis, ofrece pistas de la evolución de los lagartos terrestres en la etapa en la que regresaron al agua. El fósil fue encontrado en el siglo XIX en un yacimiento de piedra caliza en la actual Eslovenia. Se depositó entonces en el Museo de Historia Natural en Trieste, Italia, donde estuvo durante casi 100 años antes de que Michael Caldwell (de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Alberta) y un colega lo "redescubrieran" en 1996 durante un viaje a Europa. Él posteriormente contactó con Alessandro Palci, en Italia, y ambos trabajaron sobre el fósil.  | | (Representación del Adriosaurus microbrachis.) (Foto: U. Alberta) | |
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Este descubrimiento es un excelente ejemplo del uso de datos paleontológicos para esclarecer las causas genéticas potenciales de una gran transición evolutiva. Es un descubrimiento importante porque muestra, en un grupo de animales que se cree estaban estrechamente relacionados con las serpientes, que la reducción de las extremidades delanteras y el alargamiento del tronco estaban bien manifestadas antes de que se pusiera en marcha la reducción de las extremidades traseras. Revelando la secuencia de los cambios morfológicos que ocurrieron durante la evolución de un cuerpo similar al de las serpientes, el estudio de Palci y Caldwell aporta importantes pistas, como qué mecanismos del desarrollo pudieron haber estado involucrados. Los investigadores creen que este lagarto tenía entre 25 y 30 centímetros de longitud, con una pequeña cabeza que remataba un cuello, cuerpo y cola alargados, y extremidades traseras relativamente largas y bien desarrolladas. Ninguno de los huesos del antebrazo, incluyendo las manos y los dedos, se formó durante el desarrollo. Por alguna extraña razón, las extremidades delanteras se perdieron antes que las patas traseras, cuando cabría esperar que fuera lo contrario. Las extremidades frontales pueden ser útiles para sostener el alimento o para cavar un agujero, pero debió haber sido evolutivamente más fácil el librarse de las extremidades delanteras. |
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