 | | (Jin Wang (a la izquierda) y Jeffrey Guest.) (Foto: George Joch) | |
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"Debido a que son ovoides, los núcleos atómicos del radio deben de ser muy sensibles a los efectos de la inversión del tiempo que queremos investigar", explica Jeffrey Guest, de la División de Física del Laboratorio Nacional de Argonne. "Sin embargo, es difícil trabajar con él. Sus átomos tienden a flotar fuera de la trampa y debido a su química son propensos a pegarse a las paredes de la cámara de vacío". Sin embargo, los investigadores se sorprendieron al comprobar que los átomos de radio permanecían en la trampa mucho más tiempo de lo esperado. "Quedamos sorprendidos al descubrir que la temperatura de radiación de cuerpo negro realmente desempeñaba un papel esencial a favor nuestro", explica Guest. La radiación de cuerpo negro es esencialmente calor, en este caso, radiación infrarroja que viene de las paredes a temperatura ambiente del aparato. Esta radiación es a menudo una molestia para los experimentos de física, produciendo calentamiento, contribuyendo al "ruido" de fondo y perturbando las fases cuánticas. Sin embargo, cuando los átomos de radio entraron en los estados atómicos metaestables (en los cuales los átomos ya no pudieron "ver" a los láseres de la trampa) durante el enfriamiento por láser, la radiación de cuerpo negro agregó suficiente energía a los átomos para "reciclarlos" de vuelta hacia una configuración en que pudieran "ver" de nuevo a los láseres. Esto permitió que los láseres hicieran con mayor eficacia su trabajo y mantuvieran a los átomos en el lugar. Este mecanismo puede ser útil para atrapar otros átomos con estructura compleja. |