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Marie Curie(1867-1934). Científica francesa nacida en Polonia. Premio Nobel de Física en 1903 y de Química en 1911 | Contacto |
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| Kenskoff, un reducto natural que sobrevive a la deforestación de Haití | | | |
David Fernández
- Las montañas de Kenskoff, ubicadas al este de la capital haitiana, Puerto Príncipe, todavía conservan parte de la riqueza natural que Haití ha ido perdiendo durante décadas como consecuencia de la deforestación generalizada que sufre el país.
En estas montañas, conectadas con la capital por una carretera de incontables curvas y pavimento muy deteriorado, la vida discurre a un ritmo más lento, alejada del bullicio y la contaminación del centro de Puerto Príncipe.
Son muchas las localidades que van apareciendo a medida que la carretera se empina y los paisajes se abren a la vista del visitante. En su cumbre se halla la comuna de Kenscoff, situada en un paraje de pequeñas casitas y campos de cultivo salpicados en las laderas de estas montañas.
"Aquí la vida es tranquila, lejos de la violencia de la capital" explicó a Efe Marie Saint Michelle, una vecina de Kenscoff que cada mañana trabaja la tierra cuyos cultivos dan de comer a su familia.
Mujeres y hombres se dedican a tareas agrícolas en esta extensa zona de Haití donde la vida rural alcanza su máximo esplendor.
El cultivo de cebollas, patatas, zanahorias o maíz proporciona a los campesinos una fuente de ingresos con la que subsistir, para lo que centenares de mujeres de toda la comuna se desplazan a diario a los mercados populares de la capital a vender sus productos.
Cargadas con cestos de mimbre, recorren los caminos que con el paso del tiempo se han ido estableciendo a lo largo de las montañas hasta alcanzar la carretera.
Una vez allí esperan el paso de los múltiples "tap-tap" (vehículos de transporte tradicionales) que a diario conectan la capital con este paraje natural de Kenscoff.
Si hace apenas 50 años una cuarta parte del territorio nacional haitiano tenía árboles, hoy solamente el 2 por ciento del país está cubierto de árboles. Kenscoff, como otros muchos lugares, ha sufrido una deforestación salvaje ligada a razones económicas y sociales.
"La gente corta árboles para usar la madera en la construcción de sus casas o simplemente porque es la única forma de energía que tienen para cocinar o calentarse cuando hace frío", comentó a Efe Nene Marysiet, un sacerdote vudú de Kenscoff.
Padre de 5 niñas y un varón, Nene descubrió el mundo de lo místico cuando tenía dieciséis años y hoy, veinte años después, es un líder en su comuna, como todos los sacerdotes vudú en sus áreas de influencia.
"Mucha gente viene a buscarme para ceremonias en las que piden ayuda para un familiar, por motivos económicos o de enfermedad. Yo cuento con la ayuda de un espíritu del vudú muy poderoso, la reina Isabel, que se comunica conmigo cuando duermo y me dice qué hacer", explica Nene.
El vudú, religión mayoritaria en Haití y legalizada desde 1987, es un conjunto de creencias que los esclavos negros trajeron de áfrica y que hoy en día forma parte de la sociedad, la política y el arte haitianos.
En el ámbito rural la importancia de esta religión es capital ya que los sacerdotes ejercen de líderes comunales, de consejeros o de curanderos.
En la cumbre de una de las montañas de Kenscoff se ubica el orfanato de "Santa Teresa de Nuestros Pequeños Hermanos", fundado hace 20 años por un religioso norteamericano de nombre William B.Wasson.
Alfonso León, mexicano responsable del centro, explicó a Efe que "aproximadamente 486 niños huérfanos o de la calle son atendidos en el orfanato" gracias a los fondos que padrinos de EEUU y Europa envían al centro.
"Tenemos oficinas en España o Francia donde se encargan de la recaudación de fondos. Las autoridades haitianas reciben nuestros informes del número de niños que tenemos y todo esto nos permite trabajar con cierta independencia", explicó Alfonso.
Mientras miles de niños sobreviven como pueden en las calles de Puerto Príncipe y otras ciudades de Haití, a los del orfanato de Kenscoff no les falta ropa, comida ni una buena educación, que se prolonga hasta la universidad, financiada por el propio centro.
Lejos del caos de la capital, la vida transcurre sin demasiados sobresaltos en estas montañas de Kenscoff, donde algunos de los haitianos más ricos han establecido también su lugar de residencia huyendo de los peligros y la violencia de Puerto Príncipe. EFE |
Jueves, 07 Junio, 2007 - 10:43 |
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