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Según vamos adquiriendo conocimiento, las cosas no se hacen más comprensibles sino más misteriosas,
Albert Schweitzer(1875 - 1965). Médico, filósofo, teólogo, músico y físico alemán, Premio Nobel de la Paz 1952. | Contacto |
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| Los machos más fuertes tienen crías hembras menos fecundas | | | |
Como dice el refrán, «de tal palo tal astilla», no obstante, una nueva investigación indica que, en el caso del ciervo rojo y sus genes, puede que este refrán no sirva. Un grupo de investigadores británicos ha descubierto que quizá los genes que benefician a los ciervos machos no beneficien tanto a las hembras.
Este trabajo, cofinanciado por una subvención Marie Curie de la UE, ha sido publicado en la revista Nature.
«La selección natural consiste en que los sujetos más prósperos transmiten sus genes con mayor frecuencia que los que fracasan, de manera que en la generación siguiente hay una cantidad mayor de individuos con esos genes buenos», explica la Dra. Loeske Kruuk de la Universidad de Edimburgo. «A medida que el tiempo pasa, lo normal sería que se perdieran aquellos genes de peor calidad, lo que provocaría una variación menor entre sujetos».
Sin embargo, en muchas poblaciones la diversidad genética continúa siendo amplia y los investigadores tienen especial interés en averiguar el porqué de esto. Las ciervas y los ciervos rojos necesitan gozar de unas características diferentes para lograr que sus genes se transmitan con éxito. «Los machos compiten enérgicamente por el apareamiento durante un corto período al año, pero no se ocupan de cuidar de sus crías, mientras que las madres sí invierten períodos largos en esta tarea durante cada período reproductivo», afirman los investigadores en su informe.
Dichas diferencias hacen del ciervo rojo un animal perfecto para investigar si la variación genética se mantiene debido a una selección sexual antagonista. En la última parte de la investigación, los científicos estudiaron una población salvaje de ciervo rojo que habita en la Isla de Rum, situada en el litoral occidental de Escocia, y
descubrieron que las hembras descendientes de aquellos machos que salían vencedores en las luchas por las hembras solían tener relativamente pocas crías. No obstante, las ciervas que descendían de los perdedores de estas bregas daban una descendencia mayor. Según los investigadores, el efecto de que los mejores machos no tengan las mejores hembras podría ser el porqué de que continúe habiendo variaciones genéticas.
«Nuestro estudio aporta pruebas de una población natural cuyos "genes buenos" pueden ser específicos para un género y sus beneficios serían diferentes según si sus crías son machos o hembras», concluyen los investigadores. CORDIS |
Lunes, 02 Julio, 2007 - 03:59 |
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