Científicos del Instituto Tecnológico de Massachussets desarrollaron un chip que a partir del conteo de proteínas identifica la suceptibilidad de una persona para desarrollar cualquier tipo de cáncer.
El método diagnóstico tiene la capacidad para descubrir en niños desde un año de edad, si van a manifestar algún tipo de cáncer en su vida, incluso antes de saberlo mediante análisis de laboratorio.
El costo de esta tecnología es de alrededor de 50 dólares, sin embargo, el equipo de lectura tiene un precio de 250 mil dólares, explicó a Crónica Richard Young, profesor del Instituto White Head del MIT y creador del chip.
El equipo para realizar la lectura del chip es cuatro veces más barato que los métodos diagnósticos disponibles en el mercado, señaló.
El dispositivo, comercializado por la empresa Agilent Technologies, analiza los diferentes compuestos de una muestra de sangre y separa las proteínas que en su caso, funcionen como biomarcadores de una enfermedad, es decir, que su presencia o ausencia indica si la persona tiene o no el mal.
En México, los laboratorios de Química, Geología y Geografía cuentan con estos equipos de lectura.
Al respecto, oncólogos internacionales coinciden en que la mejor forma para que una enfermedad grave como el cáncer, sea curada y tenga buenos pronósticos, es fundamental una detección temprana.
El dispositivo lector es un cromatógrafo de líquidos en donde se mezcla suero diluído con agua a muy alta temperatura. La información se defragmenta y posteriormente se interpreta.
Una vez separados los compuestos, es posible apreciar algunos muy pequeños, mismos que se analizan en un espectómetro de masa. Con este aparato es posible analizar porciones de millón de un elemento.  | | | |
Equipo. El desarrollo tecnológico en materia proteómica se ha encaminado a la creación de sistemas de análisis precisos, un ejemplo de ello es el Ion Trap, un espectómetro de masas que junto con el chip antes mencionado están diseñados específicamente para atender las necesidades de la medicina proteómica, la cual se basa en estos compuestos para identificar males y crear fármacos que vayan directamente hacia la parte dañada de la célula.
Proteómica. Uno de los pioneros en el estudio de la proteómica, el estadunidense Lee H. Hartwell, premio Nobel en Fisiología y Medicina 2001, explicó a Crónica que las células cancerosas tienen un truco fundamental: cometen más errores a la hora de reproducir sus genes.
Así se crean los efectos a una velocidad miles de veces mayor que en una célula normal, dijo.
“Sabemos cómo ocurre; las células normales tienen controles que evitan que se reproduzcan si han cometido un error. Les dan tiempo de repararlo y así no transmitirlo”.
Es difícil pensar que el cáncer pueda tener su lado bueno; gracias a los estudios hemos aprendido el comportamiento acerca de las células normales: su mortalidad, suicidio, reparación, cosas que nos protegen de enfermedades como el cáncer, concluyó Hartwell.
Otros avances. Uno de los avances más recientes en la materia, es la detección del cáncer de mama. Gracias a la proteómica ahora es posible determinar cómo va a reaccionar cada paciente al tratamiento.
Se trata de un dispositivo desarrollado por un grupo de científicos suecos y británicos que permite analizar cientos de proteínas producidas por las propias células e identificar así lo que ellos llaman la “huella diferencial” de la enfermedad.
Las proteínas ayudan a diagnosticar la enfermedad y a partir de la presencia de algunas otras, es posible saber cuáles de ellas responderán mejor a cada tratamiento, revela un informe publicado en la revista British Journal Cancer.
Hasta ahora, esta enfermedad se diagnosticaba fundamentalmente mediante exámenes físicos, técnicas de imagen y biopsias de células y tejidos.
El estudio detalla que existen cerca de 33 proteínas especialmente implicadas en la diferenciación entre tejidos sanos y enfermos.
El siguiente paso consiste en determinar si éstas son normales en niveles demasiado elevados o si hay algo más que las convierte en parte de la “huella de identidad” de la enfermedad. Las modificaciones en los genes de las células psomáticas pueden producirlo El premio Nobel en Fisiología y Medicina 2001, el estadunidense Lee H. Hartwell, explicó a Crónica que el cáncer, “es un mal ocasionado por los cambios en los genes de nuestras células psomáticas que pueden producirlo”.
El cáncer puede enseñarnos el funcionamiento celular. Sabemos que las células cancerosas son diferentes a las células normales; “si reproducimos estas células en un cultivo, las cancerosas retienen estas propiedades, lo que sugiere un cambio en las células cancerosas”, abundó Hartwell.
“La diferencia entre ambas, es que las células cancerosas son inmortales, mientras que las células normales son mortales. Si tomamos estos cultivos celulares y los seguimos reproduciendo, vemos que las células normales, aunque las alimentemos, dejan de dividirse después de varias generaciones”.
Simplemente ya no se vuelven a dividir, continúan estando vivas pero sin dividirse, es decir, envejecen, indicó el científico.
Las células cancerosas han perdido esta mortalidad; pueden reproducirse infinitamente. “Esto nos ha enseñado algo acerca de las células normales: que son mortales. Se trata de una salvaguarda contra el cáncer”.
Otra propiedad que hemos descubierto, señaló Hartwell, “es que las células normales tienen un programa intrínseco para suicidarse cuando empiezan a recibir señales confusas y las células cancerosas dejan de hacer esto. Probablemente sea una salvaguarda más contra este mal”.
Actualmente conocemos a nivel molecular la forma en que una célula se suicida, “esto lo aprendimos estudiando células de gusano. Hay muchos cambios que distinguen a las células cancerosas de las normales que se deben a los defectos en los genes”.
El hecho de que se requieran muchos cambios genéticos para que una célula normal se convierta en célula cancerosa es nuestra mayor referencia a favor contra el cáncer, añadió el experto.
“Si fuera sencillo para una célula normal convertirse en célula cancerosa, tendríamos cáncer como si fuera un embrión, antes de ser perceptible a simple vista”. |
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