 | | (Tres diseños de plataformas flotantes
eólicas. El MIT favorece la del centro.)
(Foto: National Renewable Energy
Laboratory) | |
Según sus análisis, las turbinas, montadas en flotadores, podrían trabajar en profundidades de agua que van de 30 a 200 metros. En el Nordeste de Estados Unidos, por ejemplo, podrían ubicarse a entre 50 y 150 kilómetros de la orilla. Y la turbina sobre cada plataforma podría ser grande, una ventaja económica en el negocio de los parques eólicos. El diseño del MIT-NREL asume una turbina experimental de 5,0 MW (megavatios), actualmente en desarrollo por la industria. Como referencia, citar que una potencia típica en las unidades terrestres suele ser 1,5 MW, mientras que las unidades costeras convencionales acostumbran a tener 3,6 MW. La torre eólica tiene 90 metros de altura, y los rotores alrededor de 140 metros de diámetro. Las amarras permitirán a las plataformas flotantes moverse de lado a lado, pero limitando su movimiento vertical. Se trata, por tanto, de una configuración muy estable. Según las simulaciones por ordenador, en condiciones de huracán las plataformas flotantes, cada una de aproximadamente 30 metros de diámetro, oscilarían de uno a dos metros, y la parte inferior de las palas de la turbina permanecería bien por encima de las crestas de las olas, incluso de las más altas. Construir e instalar este sistema de apoyo flotante supondría un tercio del costo del tipo de torre de sustentación planeado actualmente para las instalaciones en aguas profundas. Debido a los fuertes vientos marítimos, las turbinas flotantes deberían producir anualmente el doble de electricidad (por megavatio instalado) comparadas con las turbinas eólicas actualmente en funcionamiento. Y como estos aerogeneradores no se fijan de modo permanente al fondo del océano, son un recurso móvil. Si una compañía con 400 turbinas de viento que sirven un área, necesita más energía en otra, puede desenganchar algunas de las turbinas flotantes y remolcarlas a la nueva ubicación. |