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Ciencia es todo aquello sobre lo cual siempre cabe discusión,
José Ortega y Gasset(1883-1955) Filósofo español. | Contacto |
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| De la estampa familiar al consumo individualizado y el zapping | | | |
Marina Segura
Madrid - La clásica imagen de la familia reunida en el salón para ver la televisión ha dado paso a un consumo cada vez más individualizado y a un convulsivo "zapeo" para burlar la publicidad y los programas basura.
Cincuenta años después de iniciarse las emisiones de televisión -un 28 de octubre de 1956-, casi siete de cada diez hogares españoles posee dos o más aparatos receptores de TV y su presencia se ha extendido a la cocina, a la habitación de juegos de los niños o al dormitorio.
Lejos queda ya la cifra de 420.000 aparatos contabilizados en 1961, las reuniones de amigos, vecinos y familia en torno a un único aparato para ver una retransmisión deportiva y las 35 horas semanales de emisiones en blanco y negro de TVE-1.
Hoy, la creciente fragmentación del consumo televisivo puede explicarse en términos sociológicos y económicos: el aumento del número de hogares unipersonales, la mejora del equipamiento tecnológico de las casas y la explosión de la oferta de la programación.
Así el 44 por ciento del tiempo que se tiene encendido el televisor se está a solas, en el 36 por ciento de los casos se está acompañado por otra persona, y sólo en el 20% de las ocasiones se ve en grupos de tres o más individuos, según un reciente informe del Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual (GECA).
El incremento de la oferta televisiva en los últimos lustros y su fragmentación han impulsado la aparición de nuevos hábitos y ha soslayado a la familia a un segundo plano, de hecho no llega al treinta por ciento de las familias españolas las que habitualmente hace comentarios o mantienen conversaciones sobre lo que los hijos ven en la pantalla, según un informe de la organización de consumidores CEACCU.
La tendencia a la "individualización" la abanderan los jóvenes de 13 a 24 años, el sector de la audiencia menos fiel a una cadena determinada y más proclives a "emigrar".
Evidentemente, a todo ello ha contribuido el ocaso del monopolio de los dos canales de TVE, debido a la irrupción de las autonómicas, privadas y de pago; a las puertas del apagón analógico los expertos auguran que el número de canales se multiplicará tanto como las formas de ver la televisión.
En consecuencia, la diversificación del "menú" ha dividido al núcleo familiar y conducido a la implantación de las televisiones para cada miembro, sin olvidar que la aparición de la llamada telebasura ha impulsado a muchas familias a vetar determinados productos a sus hijos.
La generalización del uso de Internet también es "culpable" de la erosión del estatuto familiar: un 32 por ciento han abandonado la televisión por la red, según la consultora Corporación Multimedia.
La generalización del mando a distancia, a finales de los años ochenta, ha facilitado otro de los grandes cambios en el modo de ver la pequeña pantalla, un aparato del que hoy hacen uso todos los "targets" de audiencia y del que no se escapan ninguna cadena, género o programa.
La llegada de una pausa comercial suele producir caídas millonarias de audiencia, lo que no es de extrañar, ya que, por ejemplo, una cuarta parte de los contenidos que se emiten entre las 21:00 y 24,00 horas son anuncios.
La ampliación del horario de emisión ha repercutido asimismo en que el espectador dedique más tiempo a ver la televisión -de media 166 minutos diarios-, a lo que contribuyó la aparición de la TV matutina, en 1987. |
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