Unos biólogos de la Universidad de Florida han comprobado que los sinsontes, conocidos también como cenzontles, reconocen y recuerdan a las personas de las que tengan motivos para considerarlas un peligro para sus nidos. Si las aves, comunes en bastantes ciudades de ciertas áreas de América, divisan a las personas indeseadas, emiten sonidos de alerta, efectúan amenazantes vuelos en picado hacia el intruso, y a veces hasta le picotean en la cabeza, ignorando en cambio a acompañantes del sujeto con los que no hayan tenido ningún altercado previo o a otras personas a las que no conozcan.
(NC&T) "Tendemos a ver iguales a todos los sinsontes, pero el sentimiento no es mutuo", explica Doug Levey, profesor de biología de la citada universidad. "Los sinsontes ciertamente no ven iguales a todos los humanos".
La investigación es una de las primeras publicadas que muestra que los animales salvajes que viven en sus entornos naturales reconocen a individuos de otras especies.
Los sinsontes están entre las aves más comunes en el campus de la Universidad de Florida en Gainesville. Construyen sus nidos a muy poca altura del suelo en árboles y arbustos. Para la investigación, unos estudiantes voluntarios se acercaron hasta los nidos, alcanzables a través del follaje, tocaron suavemente sus bordes y entonces se retiraron. Los mismos voluntarios repitieron las mismas visitas al día siguiente, y nuevamente por otros dos días. Sin embargo, al quinto día otros voluntarios se acercaron a los nidos. En total, 10 voluntarios hicieron pruebas con 24 nidos al menos cinco veces, en la primavera y en el verano, durante la estación de anidamiento de los sinsontes.
Al tercer y al cuarto día, las aves abandonaban sus nidos con mayor rapidez cada vez que aparecían los estudiantes, aún cuando estos tomaban distintos caminos hacia los nidos en días sucesivos y vestían ropas diferentes. Cada día que pasaba, las aves también emitían más sonidos de alerta y volaban más y con mayor agresividad. Incluso algunas aves especialmente beligerantes picotearon a los intrusos en la cabeza.
Cuando otros estudiantes se aproximaron a los nidos en el quinto día, las aves apenas se movieron, esperando hasta el último momento para echar a volar. También emitieron menos sonidos de alerta y atacaron mucho menos que en los días previos con los intrusos reincidentes.
En un campus de 51.000 o más estudiantes, los caminos están llenos de sujetos que van y vienen de clases todos los días de la semana, de modo que no es una exageración decir que miles de personas diferentes pasan a pocos metros de nidos de sinsontes durante la época de cría.
Y pese a ello, los sinsontes en el estudio eran claramente capaces de reconocer y recordar a un individuo particular, basándose sólo en dos breves encuentros negativos en sus nidos.
-ENLACES A INFORMACION SUPLEMENTARIA EN INTERNET: http://news.ufl.edu/2009/05/18/mockingbird/
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